viernes, 13 de julio de 2012

Primera saga; Las pruebas de la Puerta de Tormenta Eterna

El día se presentaba soleado, desparramando cálidos y brillantes rayos de sol sobre la cubierta del Thousand Sunny. Sobre ésta, sentada en una silla de madera frente a una pequeña mesa cubierta de materiales de dibujo y papeles, estaba Hineko, la navegante, que balanceaba su sandalia sobre el extremo del pie derecho con gesto de concentración. Sus dientes mordían distraída y suavemente el extremo de la pluma de dibujo. A su lado, Noe-moe dormía plácidamente, acurrucada entre las piernas de Zoro, que roncaba sonoramente, y con la mejilla apoyada sobre su pecho. El espadachín mantenía las manos cruzadas tras la cabeza y sus tres katanas apoyadas sobre la baranda de la borda, junto a él. La puerta de la cocina se abrió con un sonido suave y sordo y Sanji emergió de ella con una bandeja en la mano derecha, sobre la que reposaban un par de copas de helado con trozos de fruta fresca y barquillo de canela. Cogió una de las copas y la colocó muy suavemente frente a Hineko, esbozando una sonrisa gentil y cariñosa.
-Ya es hora de un descanso no crees, Hine-chan? Estás trabajando muy duro...- La chica le devolvió la sonrisa con un suspiro de cansancio, separándose un poco del mapa que estaba contemplando hasta el momento.
-Si...muchas gracias Sanji, es todo un detalle...- contestó, hundiendo la cuchara en el helado de color rosado para llevárselo a la boca y saborearlo, pudiendo comprobar como otras veces que estaba delicioso. Los ojos del cocinero brillaron de satisfacción y se plagaron de una mirada rebosante de amor flagrante.
-¡Es un placer para mí Hine-chan!- Diciendo esto agitó un poco el hombro de Noe, que abrió un ojo con gesto perezoso. En cuanto hubo visto el helado balanceándose frente a ella, saltó como un resorte a devorarlo con ímpetu, repitiendo "¡que bueno, que bueno, si señor!" una y otra vez. Zoro, que tras el sobresalto de la muchacha había abierto los ojos y ahora se rascaba la nuca bostezando con somnolencia murmuró con desgana;
-¿Es que yo no como a caso?-
Sanji le atizó con la bandeja en la cabeza, provocando un sonido metálico solo amortiguado por el pelo verde de Zoro.
-Tu te esperas a que sea la hora de comer, marimo- Un gesto de desagrado se dibujó en la cara del cocinero mientras pronunciaba despacio las palabras. En mitad de la escena la voz de Usopp rompió la calma del barco, resonando desde el cubículo de vigía. Éste estaba de cintura para arriba asomado por la ventana, agitando ampliamente los brazos. 
 -Oooooiiii! Ahí abajo! En el horizonte hay algo muy extraño!- 
Al oírlo todos giraron la cabeza para mirar, incluyendo a Franky y Chopper que ahora salían de los camarotes, y Brook que apareció en la parte alta del castillo de popa, sosteniendo su guitarra entre las manos. A medida que el mar se extendía, en lo mas lejano del horizonte, el cielo se iba volviendo mas y mas oscuro hasta volverse completamente negro, preñado de cúmulos de nubarrones negros, y el mar se presentaba embravecido y muy revuelto. De improviso y por último, sonó la voz de Luffy desde la cabeza del mascarón de león del Thousan Sunny.
-Hineko-chan! Hineko-chan!- el capitán trepó por toda la estructura hasta que se hizo visible a los ojos de la chica y señaló la escena en el horizonte- es posible que...?-Hineko sonrió lentamente, asintiendo con suavidad.
-Así es capitán...lo encontramos.- Noe-moe abrió los ojos con admiración ante el terrible temporal que se avistaba.
-Increíble, lo has encontrado! hemos llegado!- se levantó de golpe para correr hasta la borda y apoyarse, observando mas fijamente- ahí está la Puerta de Tormenta Eterna...   
Luffy dibujó una gran sonrisa en su rostro y dio una sonora palmada antes de ordenar a todos que se prepararan para adentrarse en la tormenta. Toda la tripulación se puso en marcha y comenzó a recorrer el barco de aquí para allá, preparándose para el fuerte oleaje y el viento que les esperaba. Zoro ni siquiera se movió del sitio y continuó roncando tranquilamente mientras el resto seguía con sus quehaceres, y Usopp recorría la cubierta con piernas temblorosas ante la idea de adentrarse de lleno en aquella vorágine de tempestad furiosa. 

Pasadas unas horas, el Sunny-go cabalgaba sonoramente el vertiginoso oleaje de la tormenta, y una fuerte lluvia azotaba la cubierta y a toda la tripulación presente en ella, preocupada de que los cabos no saltaran al partirse con el viento ensordecedor. En la popa del barco, estaba Hineko. Habiéndole pedido prestadas sus gafas a Usopp, observaba ahora alrededor tratando de encontrar algún vestigio de la entrada. La chica entornó los ojos al vislumbrar una brumosa silueta frente a ellos, que se fue descubriendo como la gran boca de una cueva, tan grande que el Thousand Sunny entraría sin problema. Franky, con pulso firme sobre el timón a pesar de las olas, hizo entrar a la embarcación por la entrada, procurando que el barco no chocara en el techo ni los costados debido al ajetreo del mar. Tras avanzar unos cientos de metros, Hineko abrió los ojos con perplejidad. El final de la cueva presentaba una pequeña puerta tallada directamente sobre la piedra. Ésta puerta no era mucho mas grande que una persona adulta, y estaba claro que no podrían continuar por ahí con el barco. 
-Franky! Tenemos que echar el ancla!- la navegante alzaba la voz para hacerse oír por encima del ruido de la tormenta.            
-Echar el ancla?! Estás loca? En un sitio como éste?!- La chica señaló la pequeña puerta frente a ellos y Franky supo que no quedaba mas remedio. Debían anclar el barco y esperar que a la vuelta estuviera en buen estado. Con ayuda de el ya despierto Zoro el Thousand Sunny echó el ancla y toda la tripulación bajó por la escala, para observar que el mar terminaba donde comenzaba la pequeña puerta, que poseía un pasadizo también tallado en piedra. Al adentrarse en éste, una completa oscuridad los rodeó a todos, haciendo que Noe-moe se abrazara fuertemente al brazo de Zoro, y los dientes de Usopp comenzaran a castañetear. Se mirara a donde se mirara no se veía un solo vestigio de luz, ya fuera natural o artificial. El pasillo era verdaderamente angosto, con el espacio justo para caminar, y las suelas de los zapatos chapoteaban en el suelo encharcado por el agua de mar. Olía a salitre y madera vieja y el camino cambiaba de dirección con frecuencia, torciendo a izquierda y derecha, y haciendo bajadas y subidas con escaleras bastamente talladas. Mientras todos caminaban acompañados solo del sonido de sus pisadas y el mar de fondo, junto a las respiraciones agitadas debido a la humedad del ambiente, un ruido sordo de madera golpeada rompió la calma haciendo saltar a Noe y a Chopper que se subió a la cabeza de Sanji. Luffy se puso en guardia y todos se pararon por un momento. La trémula voz de Usopp comenzó a aflorar seguida del sonido que hacían sus dedos al rascarse la cabeza.
-Me he golpeado con algo...-murmuro, alzando la vista. Hineko chasqueó los dedos y una llama algo titilante debido a la humedad que viciaba el aire se prendió en su dedo índice, que alzó en alto para descubrir en la oscuridad un mugriento y mohoso cartel de madera que colgaba del techo, y que ahora se balanceaba debido al golpe. En él se podía leer: "Prueba 1; La Presa".
Todos observaron el cartel en silencio por unos momentos. Poco a poco la sonrisa de Luffy se amplió hasta ser una gran carcajada. Reía a pleno pulmón con las manos en la cadera.
-D-de que te ries?!- preguntó Usopp con voz temblorosa- Ni que fuera un chiste! Que es esto de una prueba?! A mi nadie me dijo nada de pasar pruebas!
El capitán palmeó con fuerza la espalda de Usopp que con el resbaladizo suelo de agua por poco no cae de bruces al suelo, cortando su cobarde soliloquio.
-No pasa nada! Ésto lo hará mas divertido! Vamos tropa!- Y continuó caminando a buen ritmo, tarareando una melodía muy animada. Unos pasos mas atrás, todos observaban incrédulos el ánimo de su capitán, tan solo alumbrados por la pequeña llama que flotaba en el dedo de Ginger, y que ésta apagó con un chasquido de igual forma que la hubo encendido. A medida que la tripulación continuó avanzando por el angosto pasadizo, un fuerte e indefinible olor se fue mezclando a la humedad y el salitre, haciendo arrugar la nariz a Chopper, quién tenía el sentido del olfato mas desarrollado.
-A qué demonios huele?- murmuró con molestia Zoro, alzando la barbilla para olisquear el aire. Sanji iba un par de pasos tras el, frotándose los ojos con las manos.
-No se, pero este maldito olor me está haciendo lagrimear los ojos-
Lentamente los pasos de Chopper dejaron de oírse, y éste se paró. Tenía los ojos entornados y brillantes de las lagrimas y las pezuñas sobre la nariz, con un gesto de desagrado y miedo, y sollozaba suavemente.
-Huele a...H-Huele a...-murmuraba en la oscuridad. De delante de toda la tropa, llegó la voz de Hineko, firme y seria, que acabó la frase.
-Huele a cadáver...-
Al pronunciar estas palabras el rostro de todos se volvió mas serio, y Zoro hizo una mueca.
-Huele a podredumbre...- asintió dándole la razón. Noe-moe alzó al pequeño reno en brazos y lo sujetó firmemente contra su pecho, mirando a los lados con nerviosismo. Luffy los observaba en silencio. Sus grandes ojos brillantes posados en la tripulación. Su gesto se vislumbraba serio, pero no asustado, como si tratara de pensar qué hacer. Todos se miraron, se palpaba en el ambiente la decisión de volver sobre sus pasos cuando Usopp alzó una mano temblorosa y susurró;
-Ch...Chicos...-todas las miradas se dirigieron a el en la penumbra- podéis...podéis oír eso?...
Todos guardaron silencio de inmediato. Los ojitos de Chopper buscaban en la oscuridad alguna fuente de sonido, aun llorosos. Zoro mantenía el ceño tan fruncido que entornaba sus ojos y Usopp retrocedió un par de pasos. Sanji dió un toque a Brook para que dejara de temblar, ya que sus huesos traqueteaban en el eco de la cueva. Cuando se hizo el silencio, el sonido quedó vigente. Un sonido titilante de cadenas chocando contra las paredes de la cueva. Un arrastrar metálico. Un chapoteo lento de pasos cercanos. Los oídos de Chopper oyeron mas allá. Una tenue risa entrecortada. Franky tragó saliva tan sonoramente que por un momento anuló el resto de sonidos. 
-Hay que correr...- Murmuró Noe, sujetando con mas fuerza a Chopper que sollozaba silenciosamente en su regazo. Una susurrante conversación comenzó entre los miembros de la tripulación tras ésta frase. Chopper, Noe-moe, Usopp y Brook votaban por volver ya al Sunny-go. El resto, incluyendo a un testarudo Luffy, los instaban a continuar. Hineko, que se había desentendido de la conversación, avanzaba lentamente hacia la boca negra de la cueva, acercándose a la fuente de sonido. Sus músculos estaban tensos y una pequeña gota de sudor resbaló por su sien. Alzo la mano y chasqueó los dedos, y en ese momento todos callaron. Las llamas que se formaron en su mano alumbraron en su totalidad la porción del túnel donde se encontraban. Frente a la vista de todos, una extraña figura encorvada, con una maraña de pelo negruzco y mugriento que caía frente a su rostro, desparramándose por sus facciones y tan solo dejando ver una amplia boca de largos colmillos de depredador, que eran lentamente relamidos por una lengua de color grisáceo, avanzaba lentamente. En su mano derecha arrastraba una vieja pero afilada katana, que hacía surcos en el suelo al avanzar. De la izquierda colgaba una larga cadena oxidada y mohosa que chocaba con las paredes y el suelo de la cueva. Lo único que llevaba por ropa era una vieja camisa de fuerza y unos pantalones blancos y raídos. Hineko retrocedió un par de pasos y la luz de sus dedos vaciló. Entre los brazos de Noe-moe, Chopper sollozaba, murmurando en un hilo de voz "La presa...la presa...". Entonces la mente de Hineko se iluminó haciéndola ahogar el aire en sus pulmones.
-La presa somos nosotros...-susurró. 



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