lunes, 16 de julio de 2012

El crimen cometido; La aparición del CP9

"Sus ojos brillaban entre la lluvia y en su mano, el sombrero de paja de Luffy daba vueltas sobre su dedo indice."

La embarcación de los piratas del Sombrero de Paja dejaba atrás la gran Puerta de Tormenta Eterna, adentrándose en el mar bravío y habiendo conseguido así su objetivo. La tripulación había sobrevivido al terrible viaje que suponía encontrar aquella entrada legendaria al Oráculo de los Siete Mares, que se encontraba al traspasar la Puerta. El mar enfurecido chocaba contra los costados del navío, retumbando en los oídos de los Mugiwara que, empapados y agotados, soportaban el eterno temporal. En la espesa bruma y a través de la densa lluvia se divisaba la por siempre brillante luz del Oráculo, frente a ellos. Hineko se inclinó sobre la borda. La lluvia golpeaba contra su rostro y la hacía entornar los ojos. Su melena rojiza y empapada caía ahora lacia sobre su espalda. Alzó una mano firme y señaló el horizonte. Un grito de ánimo del capitán quedó ensordecido por los rayos. Todos corrian por lo largo y ancho del buque, manteniendo éste a flote por el mayor tiempo posible.
-¡No aguantará!- Gritó Noe desde lo alto del palo mayor, negando entre el flequillo recto y mojado de color castaño que ahora se desparramaba sobre sus ojos- ¡Vamos a hundirnos!-
Zoro, con las manos ensangrentadas y magulladas por el roce de los cabos de las velas, al igual que Sanji, profirió una maldición.
-¡Estamos muy cerca! ¡Tenemos que conseguirlo!- La voz de Franky, el ciborg, tronó por toda la cubierta, impotente al ver la cercanía de la luz que los guiaba.-
-¡Ni hablar!- Luffy apretó los puños- ¡Ésto no se acaba aquí, tenemos que llegar!-
Apretando los dientes con fuerza estiró rapidamente el brazo hacia atrás, tratando de tomar la longitud necesaria para lanzarlo hacia el Oráculo e impulsarse hacia adelante. En mitad de la tormenta, un haz de luz seguido de un siseo cortó el aire y la lluvia, rápido como una flecha. Salida de la nada, la katana atravesó el antebrazo de Luffy, penetrando la carne y clavándose en el mástil de la vela mayor. El capitán profirió un grito rasgado de inmediato y su brazo se contrajo solo debido a la resistencia de la katana clavada sobre la madera, que mantenía su brazo aprisionado. Los cabos se escaparon de las manos de Zoro y Sanji y Hineko se giró en tensión al oir el grito desgarrador, acompañado ahora de un grito asustadizo por parte de Chopper. El pequeño reno observaba entre temblores la enorme silueta de un gigantesco barco de la marina, que se acercaba por el lado derecho como una sombra fantasmagórica, iluminada por los rayos y truenos. El navío cabalgaba imponente las olas sin ninguna dificultad, mucho mas grande y resistente que el pequeño barco de los Mugiwara.
-¡V-Vamos a chocar!- Gritó Usopp con una nota de pánico en la voz. Luffy se debatía tratando de soltar su brazo entre gestos de dolor y rabia. Las enormes olas levantadas por el paso del barco de la marina hicieron bambolear el pequeño navío de la tripulación, llevandolo al borde de volcar. Noe resbaló sobre cubierta y quedó colgando de la baranda, y se la hubiera tragado el mar si Zoro no hubiera acudido a subirla de nuevo y aferrarla contra él con fuerza, impidiendo que el vertiginoso movimiento la lanzara al mar. Al ver la escena, Sanji corrió a sujetar a Hineko, y todos se fueron agarrando unos a otros mirando la sombra que se cernía imparable sobre ellos. Contuvieron el aliento en los pulmones. Cerraron los ojos con fuerza y se encogieron sobre si mismos y enconces llegó el impacto. El buque de la marina colisiónó de frente y sin miramientos contra el pequeño barco de los Mugiwara, partiéndolo en dos al instante y haciendo saltar trozos de astillas y metralla por los aires. Todos los presentes en cubierta salieron despedidos cayendo a la mar revuelta y sus gritos quedaron tapados por el terrible estruendo del golpe.
Luffy abrió los ojos bajo el agua. El aire se escapaba de sus pulmones en pequeñas burbujas plateadas y una desagradable presión se había instalado en su pecho. A su alrededor todo era mar oscuro y enfurecido. Sus musculos se debilitaron hasta quedar flácidos y ninguna parte de su cuerpo responía, ni siquiera podía revolverse para intentar liberar el brazo que seguía prisionero en el trozo de mástil que ahora tiraba de él hacia las profundidades. Cerró los ojos con fuerza y los últimos soplos de aire se escapaban de sus labios cuando algo tiró de él hacia la superficie con una fuerza tal que el impacto hizo que el agua se filtrara en sus pulmones. Volvió a abrir los ojos al sentir el golpe de la madera contra su mejilla y su costado, y comenzó a toser de inmediato, boqueando y tratando de recuperar el aliento. Alzó la mirada lentamente, aún debil por el agua de mar, y arrodillado ahora sobre la cubierta del navío de la marina. Frente a él, los rayos iluminaban las siluetas de los miembros del CP9 y encabezandolos, la imponente figura de Rob Lucci, que lo observaba en silencio. Sus ojos brillaban entre la lluvia y en su mano, el sombrero de paja de Luffy daba vueltas sobre su dedo indice. Aun jadeante, el capitán miró a los lados. El resto de su tripulación, demasiado exausta para pelear, era esposada de forma brusca por los oficiales, y arrastrada a la fuerza a los calabozos de la bodega.
-M-Maldito...-la voz de Luffy sonaba como un murmuro ronco mientras observaba a Lucci con un profundo odio en la mirada- ¡¿Qué les vas a hacer a mis nakama?!-
Junto a Lucci, la figura de Kaku, mimetizada con las sombras por su vestimenta completamente negra, se reveló en silencio alzando la visera de su gorra. Se acercó con paso firme a Luffy y colocó unas esposas oscuras, hechas de kairouseki sobre sus muñecas. Seguidamente arrancó de un tirón la katana de su brazo, recuperándola así y devolviendola a su vaina. Al sentir el tirón Luffy dio un grito de dolor acabado en un gruñido rabioso.
-Atravesar la puerta sagrada y llegar al Oráculo es un delito grave...- La voz de Lucci sonaba susurrante, pero extrañamente clara- que se castiga con la pena de muerte...Mugiwara no Luffy...-Hizo frenar el giro del sombrero entre sus dedos, lanzándole a Luffy una mirada gélida-...La Puerta de la Justicia os espera...-
Cuando la voz de Rob Lucci se silenció, los marines alzaron al capitán pirata del suelo, arrastrandolo hacia la bodega. Desde las profundidades del buque llegó un grito de rabia que resonó por todo el lugar, desgarrando el aire desde la garganta de Luffy...

                                                                               ***

La tormenta se había calmado hacía ya horas, y en la bodega se podía sentir el suave balanceo del barco sobre las olas, que golpeaban en sonidos huecos contra éste. Era el unico sonido que inundaba las celdas, solo acompañado de algún tintineo metálico producido por los grilletes de los prisioneros. Noe-moe, yacía tumbada de lado sobre el suelo de madera. Sus ojos entornados habían perdido su característico brillo de emoción y alegria, y los mechones castaños de su pelo se cruzaban en su rostro, desperdigados por el suelo. El kairouseki de sus muñecas le arrebataba toda la fuerza del cuerpo, y hacía dolorosas rasgaduras sobre su piel. Junto a ella, en la misma celda, Usopp mantenía la mejilla apoyada contra los barrotes, y la forma de éstos se había marcado en color rojo sobre su cara. Observaba la nada con vista perdida, de piernas cruzadas, sobre las que descansaba Chopper. El pequeño reno llevaba sollozando todo el trayecto que habían  recorrido, muy suavemente, y sus lágrimas empapaban la camiseta del tirador. En la celda contigua, Franky, que hasta hacía muy poco había estado golpeando los barrotes hasta magullarse, tratando de escapar sin éxito, había dado por perdida la liberación y estaba sentado con la espalda contra la pared. Todos ellos mostraban hematomas y signos de la fuerte paliza que habían recibido previamente por parte de los marines. Brook había quedado reducido a una montaña de huesos que descansaba junto a Franky, silenciosa y macabra. No había soportado los golpes. Por último, cuatro celdas individuales se habían colocado para Hineko, Zoro, Sanji y Luffy. La de la chica, junto a la de el ciborg y el esqueleto. La navegante se mantenía sentada en mitad de la celda vacía. Sus piernas entrecruzadas y sus brazos a la espalda, aprisionados por las esposas. Su cabeza gacha se balanceaba levemente con el bamboleo del barco, y su rostro permanecía totalmente cubierto de tenues sombras bajo su pelo rojo. Con ella habían tomado las precauciones de preparar una celda totalmente ignífuga, y habían sujetado sus tobillos con correas y amordazado sus labios. Daba el aspecto de una fiera enjaulada, que aguardaba en silencio. Tantas medidas se debían a que, al tratar de apresarla, se había revelado de forma brutal y debido a su fuerza sobrehumana habían tardado algo de tiempo en reducirla. La encargada de ello fue Califa que, durante el forcejeo, recibió varias patadas y puñetazos de la chica, que por último la había mordido la mano al tratar de amordazarla. Por su parte Luffy no podía moverse debido a los barrotes y los grilletes de kairouseki, y su celda, frente a las otras tres, estaba al lado de las de Sanji y Zoro, apresados en yugos contra la pared.
El barco detuvo su travesía en el puerto de Enies Lobby, desembarcando a toda la tripulación, y con ella a los Mugiwara. Frente a la segunda puerta de entrada, los arrodillaron a todos unos junto a otros y Lucci se colocó frente a ellos, mirándoles y alzando levemente el mentón.
-Vuestro juicio se celebrará en tres días...- su mirada se paseó por toda la tripulación de piratas, arrodillados y cabizbajos - No os creéis falsas esperanzas...no existe para vosotros posibilidad de obtener una sentencia que difiera de la Condena a Muerte...Durante ese lapso de tiempo, cada uno de vosotros seréis vigilados y escoltados por uno de los miembros del CP9. Ahora procederé a asignarlos...-
Lucci alzó el dedo indice y fue emparejando a cada uno de los Mugiwara con sus guardianes. A Chopper y Usopp, por ser considerados más débiles, los emparejaron juntos con Fukurou. Kumadori debía hacerse cargo de vigilar a Brook. Kaku debía mantener a raya a Zoro, y Jabra a Franky. Mientras las elecciones se llevaban a cabo, Califa alzó la voz.
-Yo pido vigilarla a ella...- un dedo acusador se posó sobre Hineko. En la mano de Califa aun se veía la media luna amoratada que habían dejado los dientes de la chica pelirroja.
-No, Califa, tu vas a cargo de Sanji el cocinero...- Califa esbozó un gesto de dureza al oir la réplica de Lucci.
-Puedo hacerme cargo de los dos, por favor.- La vista de Lucci bajó un poco, y parecía que iba a ceder cuando Kaku se metió en medio alzando la voz.
-Yo me encargaré de la chica- La levantó lenta y suavemente del brazo hasta ponerla en pie- No estoy seguro de que Califa tenga la fuerza suficiente para manejar a Hineko-no Ginger...a la vez que debe mantener a raya a ese cocinero...Blueno puede echar un ojo a Roronoa por mi.-
Lucci observaba a Kaku en silencio, escrutándolo. Asintió dando la aprobación y volvió a hablar.
-Entonces Califa se hará cargo de Sanji, y yo de Mugiwara y...-miró de soslayo a Noe con un brillo malicioso en la mirada- de ésta muchacha...y no se hable mas.
Dicho ésto alzó a ambos por los brazos con fuerza y atravesó la puerta con ellos. Detrás, avanzó el resto del CP9, tirando de sus presos asignados. Los ojos de Califa ardían de rabia al observar a Kaku y Hineko caminar frente a ella, mientras tenía que arrastrar a Sanji.
Todos los piratas debían ser confinados en diversos lugares a lo largo de la sede central de Enies Lobby. Era decisión de sus captores elegir las condiciones en que mantendrían a los presos hasta el día del juicio.

A medida que avanzaba, Hineko no podía ver o decir nada. La venda de sus ojos y la mordaza sobre sus labios se lo impedían. Oía el resonar de sus botas de tacón en el suelo, acompañado del sonido de los zapatos de aquel que tiraba de su brazo guiandola en el camino. Un leve tirón la hizo parar y las pisadas se detuvieron. De pronto la luz se hizo ante los ojos de la chica, que parpadeó desorientada por la claridad. Cuando su vista dejó de ser nublada y borrosa, las facciones de Kaku aparecieron frente a ella, observándola en silencio tras el alto cuello de su chaqueta, y bajo la visera de su gorra negra. Estaba mas cerca de lo que ella hubiera esperado y la muchacha dio un leve traspiés hasta que su espalda chocó con la pared. El chico alzó rápidamente la mano y la colocó sobre sus labios, susurrando un suave "sshhhhhh" para que no hiciera ruido.
-No armes escándalo...no voy a hacerte daño. Te quitaré la mordaza si prometes estar en silencio...de acuerdo?- Hineko observaba con desconfianza a Kaku, pero lentamente asintió, tragando saliva, y él desató suavemente la mordaza tras su cuello. La chica guardó silencio, como había prometido, mirando de hito en hito las facciones del miembro del CP9.- Si te hubiera dejado ir con Califa te habría dado una paliza hasta romperte cada uno de los huesos por aquello que le hiciste durante el viaje...- murmuraba mientras se deshacía de las esposas que apresaban las muñecas de la chica y las guardaba en el bolsillo junto con la llave que la abría.
Hineko estaba visiblemente intranquila, y se mantenía pegada a la pared, alejandose de él tanto como podía, en cambio la voz de Kaku sonaba tranquila y suave, contemplándola fijamente. Poco a poco dibujó una sonrisa tras el cuello de su chaqueta, apoyando la mano sobre la pared e inclinándose a mirarla más de cerca. Sus enormes ojos fijos en el iris verde de la navegante Mugiwara.
-Estas bien?...Te duele algo chica de fuego?...- murmuró.

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