martes, 24 de julio de 2012

Amor y tribulaciones; El juicio se acerca.

"...Te llevaré con el viento."



El sol se coló por la ventana, atravesando las ligeras cortinas blancas hasta impactar cálidamente sobre los párpados de Hineko. Abrió los ojos pestañeando un par de veces y se incorporó despacio, sentándose al borde de la cama mientras se frotaba el ojo derecho con el dorso de la mano. Sobre la mesa junto a la ventana descansaba una bandeja plateada con un desayuno de té y galletas de arroz. La butaca se mecía lenta y rítmicamente, y sobre ella Kaku leía el periódico del día hacíendo que se balanceara con el pie. Al levantarse de la cama el sonido siseante de su ropa al rozar las sábanas hizo que él se girara y la contemplara por un momento. Esbozó una gran sonrisa y pasó la página del periódico.
-Buenos dias Hineko-sama...¿habéis dormido bien?- Ella le devolvió la mirada y asintió al tiempo que se levantaba para acercarse a la mesa. Estiró la mano y agarró una galleta de arroz entre los dedos, que luego se llevo a los labios y mordió partiéndola en dos mitades.- Oh, disculpadme...-El muchacho dobló el periódico a la mitad y se levantó de la butaca para sentarse sobre el alféizar de la ventana- sentáos por favor...-
La chica pasó una mano por su larga melena pelirroja, colocandola a un lado y haciendo que se desparramara sobre su hombro derecho y su pecho, y se sentó en la butaca que Kaku le cedía. Le dirigió una larga mirada mientras masticaba el último pedazo de la galleta y murmuró.
-Cuidado no te vayas a caer de la ventana...-
Kaku profirió una amplia y divertida risa al escucharla. Guiñó un ojo y negó ante su advertencia.
-Aunque me empujárais no me ocurriría nada...- La navegante torció el gesto.
-Lástima.-
Kaku volvió a sonreir, esta vez mas suavemente, al oirla.
-¿Qué más puedo hacer para que dejéis de odiarme, Hineko-sama?-
-Lo tienes muy dificil...-  Hineko le observaba aún con un punto de aversión y desconfianza, aunque parecía notablemente mas tranquila que el dia anterior. El muchacho asintió y alzó el dedo índice con una sonrisa.
-Creo que tengo una idea que podría funcionar...- Apoyó la mano sobre el marco de la ventana y dió media vuelta, dándole la espalda para mirar la ciudad, acuclillado sobre el alféizar. La chica frunció el ceño en un gesto de extrañeza al verle ahí posado. Él giró la cabeza tras el cuello de su chaqueta y se adivinó el extremo de su sonrisa, guiñandola.- Acércate...- murmuró.
Hineko se levantó de la butaca y avanzó unos pasos hasta estar tras él y mirar por encima de su hombro.
-¿Que ocurre?...-
A penas hubo acabado la frase, las manos de Kaku sujetaron las suyas rápida y firmemente, haciendo que le rodeara el cuello con los brazos. Ella dio un leve grito, revolviéndose para que la soltara, y él rio un poco mas.
-Confía en mí...- Diciendo ésto la alzó sujetandola sobre su espalda por los muslos y con un suave movimiento se dejó caer desde la ventana. De la garganta de la pirata se escapó un leve grito cortado al ver como los edificios pasaban a tan alta velocidad mientras descendían. Se aferró con fuerza al cuello de Kaku y entornó los ojos, apretando las piernas a su cadera y tratando por todos los medios de no caerse. El aterrizaje fue, contra todo pronósico, suave y delicado. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba en lo alto de un edificio residencial del barrio de Enies Lobby, y Kaku la miraba de reojo.
-Cuando el aire revuelve vuestro cabello es aún mas bonito...-
Hineko abrió los ojos del todo, tociendo el gesto con un rubor leve.
-Hazlo de nuevo...- Murmuró la chica, acomodándose sobre su espalda. Oirla le arrancó al miembro del CP9 una sonrisa complacida.
-Por supuesto chica de fuego...te llevaré con el viento-

                                                          ***

El cuerpo de Noe se adivinaba entre las sombras de la celda, descansando sobre el suelo de lado, maltrecho y cubierto de pies a cabeza por moratones, magulladuras y heridas. Su ropa había quedado reducida a un par de harapos y prácticamente la cubría solo la ropa interior. Había pasado la noche en vela, y su llanto había comenzado en cuando Lucci había abandonado la celda algunas horas atrás. El día ya se adivinaba por entre los barrotes que cubrían el pequeño hueco que hacía las veces de ventana. Cuando más entrada la mañana escuchó los pasos acercarse desde el pasillo de las mazmorras, se arrastró hasta una esquina y se hizo un obillo, encogida sobre sí misma y temblando suavemente. Las pisadas pararon frente a su celda y la figura ensombrecida de Lucci sonrió, mostrando una dentadura perfecta en una media sonrisa.
-Esa es una preciosa reacción, Noe-chan....no tiene precio...- Sacó las llaves de su pantalón y abrió la celda con un chasquido metálico, entrando en ella para cerrar de nuevo tras él. Colocó frente a ella, en el suelo, una bandeja de madera redonda con un plato de leche y una hogaza de pan. El estómago de la chica rugía con fuerza ya que no había probado bocado desde hacía muchas horas, y tragó despacio al ver la comida delante. Lucci la observaba manteniendo la sonrisa, acuclillado ante ella.
-Adelante...puedes comer...es tu desayuno...- Noe le dirigió una mirada asustadiza y bajó la vista de nuevo a la bandeja. Cuando fué a estirar la mano para coger la cuchara plateada que descansaba junto al plato, recordó los grilletes que aprisionaban sus muñecas.- Si no puedes comer entonces me lo llevaré de nuevo...- murmuró él en un siseo.
-No...n-no por favor...tengo mucha hambre...- La chica le dirigió una mirada implorando un poco de piedad. Sus ojos lucían brillantes y enrojecidos del llanto y las lágrimas hacían surcos sobre sus mejillas.
-De acuerdo, no me lo llevaré...entonces come...-
Noe-moe asintió con un gesto tembloroso y se arrodilló frente a la bandeja. Despacio se inclinó sobre el plato hasta hundir los labios en éste para beber directamente de él. La sonrisa de Lucci crecía y crecía a medida que la observaba.
-¿Vas a querer contarme los planes de tu capitán hoy?...- murmuró, acercando la mano a su cabeza, que acarició suave y lentamente mientras la chica bebía. Sus dedos se deslizaban gentiles entre su pelo castaño. Ella alzó la vista lentamente, apartandose del plato al sentir sus caricias. La leche resbalaba por su barbilla, goteando sobre el suelo. Se mordió el labio ahogando las lágrimas y negó lentamente.
-N-no señor...- La sonrisa de Lucci se desdibujó en seguida y aferró su cabello con fuerza, tirando de ella para levantarla del suelo junto a él. De un rápido movimiento la lanzó contra la pared y la chica impactó contra ésta con el hombro y la mejilla por no poder parar el golpe con sus manos.
-Así que aun no, ¿eh?...- Noe resbalaba lentamente por la pared, sollozando suavemente. Alzó la mano y la aferró del rostro para que no cayera al suelo, dejándola arrodillada frente a el-...Voy a tener que enseñarte que tu...-Su mano libre desabrochaba despacio el botón de su pantalón y bajaba suavemente la cremallera frente a ella- abres la boca cuando yo te lo mando...-
Noe cerró los ojos con fuerza y dejó escapar un sonidito asustado. Los labios de Lucci volvieron a sonreir al oirla y murmuró.
-Abre la boca...-

                                                                           ***

La maziza puerta de madera de la sala de interrogatorios permanecía firmemente cerrada. Los gritos provenientes del interior mantenían a todos alejados de aquel lugar.
El latigo cortaba el aire estrellándose una y otra vez contra la espalda de Zoro. Sus músculos brillaban bañados por su sangre y él mantenía los dientes fuertemente apretados sin emitir sonido de dolor alguno. El brazo de Blueno descargaba el látigo una y otra vez sobre él, incansable. Frente a él, Califa daba vueltas en la estancia, repitiendo a media voz;
-¿Cuáles son los planes de Mugiwara no Luffy, y por qué necesitaba llegar al Oráculo del Destino?-
Pero el espadachín no daba su brazo a torcer. Ni una sola palabra había salido de entre sus labios en todas las horas de interrogatorio entre torturas, al igual que tampoco había salido de Sanji que, al fondo de la estancia, permanecía tirado en una esquina. Su pelo rubio cubría la mitad de sus facciones y su camisa, rota y deshilachada en la espalda, había sufrido como su espalda los estragos del látigo. No se movía, y a penas respiraba. Su pierna derecha parecía torcida en un ángulo antinatural dentro de la pernera de su pantalón negro. Estaba rota. Califa parecía molesta por la nula información que obtenía. Se acercó al capitán Mugiwara, que se mantenía arrodillado y esposado de manos y pies, en mitad de la estancia, frente a un balde de agua de mar, y aferró su cabeza por el cabello negro.
-Vamos, habla Mugiwara...¿Para qué os dirigíais allí?- El tono de la mujer se volvía mas y mas autoritario a medida que sumergía una y otra vez sin descanso la cabeza de Luffy dentro del agua, provocando que éste jadeara y tosiera atragantadamente.
-¡Déjale ya! ¡Le vas a ahogar vieja bruja!- Los gritos desesperados de Usopp, colgado del techo por las muñecas tras la espalda rompieron el silencio de la estancia y Califa le dirigió una mirada rabiosa. Sus dedos finos y delicados soltaron el cabello de Luffy y avanzó haciendo resonar las pisadas de sus tacones hasta estar bajo Usopp. Las lágrimas de dolor se resbalaban por su larga nariz al sentir la presión del peso de todo su cuerpo en sus hombros.
-Eres el más debil y a la vez el más impertinente de los Mugiwara...- Tirando del cabo lo hizo bajar a su altura, hasta que los pies del artillero quedaron a un metro aproximado del suelo- Una mala combinación... - A medida que Califa pronunciaba estas palabras Jabra ataba un peso de piedra a los pies de Usopp, con una correa de cuero que crujió suavemente al apretarla en sus tobillos. La mujer tiró del cabo de nuevo haciendo que el pirata se alzara en el aire, soportando ahora el peso extra que le arrancó un fuerte grito de dolor.
-¡Y-Ya basta por favor!- Sollozaba entre quejidos, oyendo crujir sus hombros bajo el peso.
Califa le dirigió una mirada impía bajo el cristal reluciente de sus gafas y con un movimiento rapido tiró del cabo, alzándole y dejándole caer a gran velocidad. Un último crujido desgarrado resonó en toda la sala cuando los hombros de Usopp cedieron y se dislocaron por el peso y éste perdió la consciencia en seguida. Ella soltó el cabó y le dejó caer al suelo con un golpe sordo, sacudiendose las manos.
-Patético...- murmuró.


lunes, 23 de julio de 2012

El mal perdedor y el inquieto corazón.

"Lo siento mucho...Zoro..."

La mano de Lucci impactó en su mejilla con tanta fuerza que la hizo perder el aire de sus pulmones durante unos segundos, y jadeó sonoramente, notando la sangre caliente resbalar desde su nariz, sobre sus labios hasta descender por su barbilla. Noe-moe, de rodillas frente a él, tragaba saliva mezclada con el sabor metálico de la sangre. Sus piernas temblaban suavemente y a penas la sostenían ya. Su cerebro aturdido por los golpes había perdido la noción del tiempo. No sabía cuanto tiempo llevaba allí encerrada, en aquella celda oscura y fría de piedra, golpeándola una y otra vez. Los grilletes de kairouseki permanecían firmemente cerrados en sus muñecas, arebatándole la fuerza del cuerpo e impidiendo a sus brazos moverse para defenderse. Lucci descargó un segundo golpe sobre su mejilla izquierda, con el dorso de la mano, y cuando Noe se tambaleó para caer al suelo, él la sujetó con fuerza del cabello. Tiró hacia atrás de los mechones de pelo oscuro y le alzó el rostro, inclinándose hasta estar tan cerca que su nariz casi rozaba la de ella. Dirigió una profunda mirada en los ojos anegados en lágimas de dolor de la chica, su gesto suavemente torcido al sentir como sus dedos tiraban de su pelo, la sangre que rezumaba sus mejillas amoratadas y sus labios.
-Dime de una vez...para qué queríais llegar al Oráculo...- murmuró sobre los labios de Noe, entre dientes, con un toque firme y algo oscuro. Ella negó muy levemente con las pocas fuerzas de que disponía y los ojos de Lucci se entornaron con desagrado. Con los dedos aun entrelazados en su melena, tiró de ella hasta juntar sus labios con fuerza. La sangre de la muchacha impregnó los labios del líder del CP9 en un beso profundo e intenso, en absoluto delicado. Noe cerró los ojos con fuerza al sentir como la lengua de Lucci se deslizaba entre sus labios hasta entrelazarse con la suya, y un par de sendas lágrimas recorrieron sus mejillas. Cuando éste se separó, se pasó el dorso de la mano por los labios, eliminando casi por completo el rastro de sangre que la chica había dejado sobre ellos. Noe dio un lento jadeo, y Lucci se relamió notando el sabor de la sangre mezclada con su saliva.
-Si no me lo dices...tendré que usar otros métodos de violencia que no te van a gustar...- Soltó su melena dejándola caer de lado sobre el suelo y se quitó el sombrero lentamente. - ¿Aún sigues sin estar dispuesta a hablar?...
El ultimatum llegó a los oidos de Noe de forma confusa, debido a su aturdimiento. Le dirigió una mirada asustadiza desde el suelo, con la respiración entrecortada. Se mordió el labio cuando su gesto se contrajo en una mueca de llanto y asintió suavemente. Lucci frunció el ceño en un gesto ahora de enfado al ver el empeño de la chica en no hablar.
-Está bien...tu lo has querido entonces...- Su voz era un susurro frío y cruel. Colocó la mano izquierda sobre la cabeza de Noe, manteniéndola pegada contra el frio suelo de la celda, y alzó su cadera con la mano que le quedaba libre, rasgando sin cuidado la falda negra de la chica, que resvaló por sus muslos hasta el suelo. Sus rodillas apoyadas sobre la piedra, temblaban ahora mas que nunca, y las lagrimas en sus ojos a penas la permitían ver nada. Cuando sintió como los dedos de Lucci tiraban de su ropa interior, deslizándola sobre sus glúteos dejó escapar el aire de su pecho en un leve sollozo y susurró; "Lo siento mucho...Zoro...".

                                                                      ***
La puerta se abrió ante los ojos de Hineko, empujada por la mano de Kaku y revelando ante ella una pequeña habitación con pocos y modestos muebles. Una gran ventana iluminaba la estancia, y una mesita redonda descansaba bajo ésta, junto a una butaca. Contra la pared una cama sencilla de madera, con sábanas blancas, y al lado de ella un armario. Un alto espejo en la esquina contraria era la última pieza del mobiliario.
-¿Creés que estarás bien con ésto?- Kaku sonrió tras su chaqueta, paseando la vista por el cuarto para posarla luego en la chica, que permanecía seria y callada. Miraba la habitación con desconfianza y el ceño fruncido. Despacio, colocó la mano en la espalda de la navegante para hacerla pasar junto a él, cerrando la puerta a tras ellos. - Es poco...pero es mejor que una celda.-
Hineko seguía sin decir nada. Había avanzado un par de pasos y lo observaba todo con una mirada seria y vacía. El muchacho se frotó la nuca con la mano, mordiéndose el labio suavemente sin saber que decir.
-Bueno...creo que te dejaré sola unos momentos...- Abrió lentamente la puerta y permanecío en el umbral mirándola. - Si necesitas algo...solo llama por ese den-den-mushi que hay sobre la mesa y vendré en cuanto pueda. -Al ver que los labios de la pirata seguían sellados suspiró lentamente y cerró la puerta con llave. Cuando se hubo alejado un par de pasos un golpe sordo le hizo detenerse, volviendo la vista bajo la visera de la gorra. Se giró en seguida y apremió sus pasos hasta abrir de nuevo, mirando a los lados.
-E-estas bien?...-
La chica pelirroja permanecía ahora arrodillada en el suelo, y sus hombros temblaban ligeramente en un llanto silencioso. Kaku se acercó con pasos cautelosos, hasta incar una rodilla en el suelo e inclinarse junto a ella. Su gesto se suavizó y su voz se volvió mas gentil.
-Eh....¿qué te ocurre?...- Hineko le lanzó una mirada fulminante entre las lagrimas, apretando los dientes, y él guardó silencio un instante- Estas así por tus nakama...¿cierto? -La chica apartó la vista de él girando el rostro con fuerza hasta ocultarlo entre los mechones de pelo rojo, pero la mano de Kaku fue mas rapida, sujetando su barbilla con suavidad para hacer que le mirara.- No se en qué condiciones está tu tripulación...-susurró acercándose un poco mas- Pero creo que de momento deberías alegrarte de que tu estás bien...-
La navegante lo escrutaba con la mirada, tratando de atrapar la trampa oculta tras sus palabras en la mirada de sus ojos bajo su gorra, pero tragó saliva al no encontrar ni un retazo de maldad en ellos.
-Yo te prometo...aquí y ahora...- Mientras hablaba deslizó el dedo indice sobre las mejillas de la chica, recogiendo sus lagrimas- que no voy a hacerte ningun daño...-
Hineko sintió sus músculos relajarse por todo su cuerpo y se alzó poco a poco del suelo junto a el, apartándo la vista para mirar a la cama.
-Me gustaría descansar un poco...- murmuró con voz algo quebrada. Kaku asintió sonriendo levemente ante su petición.
-Descansa pues, gata de fuego...si necesitas algo ya sabes donde estoy.-
Y salió del cuarto sin hacer ningun ruido mas que el chasquido de la llave al sellar la cerradura.
Ella se dejó caer sobre la cama, que encontró extrañamente cómoda y suave, con la mirada posada sobre la luna a través de la ventana. Un suspiro de preocupación se escapó de sus labios.
-Chicos...espero que estéis todos bien...-
Pero a medida que sus labios pronunciaban las palabras y sus ojos se cerraban, cayendo en una cómoda duermevela, su último pensamiento fue para los ojos azules y la sonrisa gentil de un cocinero de cabello rubio.
                                                                        ***

Los gritos provenientes de la garganta de Noe recorrian todos los pasillos de las celdas, anegando el aire frío y la atmósfera oscura de ésta. Por cada vez que la cadera de Lucci golpeaba los glúteos de la chica, ésta gritaba mas fuerte, tanto que su voz comenzaba a hacer estragos y a quedar ronca. Él tiró de los grilletes en sus muñecas para alzar su pecho y su mejilla del suelo, colocando la mano sobre su boca para acallar sus gritos.
-Eres muy escándalosa...- pronunció en un murmuro, antes de clavar sus dientes sobre el cuello de la muchacha con fuerza en un mordisco de avidez. Subió la mano izquierda, que hasta entonces había reposado sujetando con firmeza la cadera de Noe, para rasgar la camiseta de tirantes negra que cubria el abdomen y los pechos de la chica, dejándo éstos al descubierto. Sus dedos se colaron sinuosos bajo el sostén de encaje verde azulado, y la piel suave y cálida hizo contraste bajo sus manos firmes y dominantes. Un intenso rubor coronaba las mejillas de Noe al sentir cada impulso dentro de su vientre, y una suave capa de sudor comenzaba a perlar su cuerpo. La mano de Lucci se retiró de sus labios y ella dio un fuerte jadeo, no atreviéndose ahora a gritar. La mirada de la chica, nublada ahora, siguió sus dedos observando como desabrochaban uno a uno los botones de su camisa negra, descubriendo las gotas de sudor que resbalaban perfilando sus abdominales y haciendo brillar sus músculos marcados por el esfuerzo. Casi sin querer se descubrió a sí misma dando largos suspiros y sintió los gemidos escaparse placenteros desde sus pulmones. Él se deshizo de su camisa con facilidad y devolvió la mano a su cadera, haciendo los golpes mas profundos dentro de ella. Al ver la reacción de la muchacha dio un sonoro azote sobre su trasero, esbozando una media sonrisa que guardaba bien unos leves jadeos que hacian subir y bajar su pecho bien trabajado y fortalecido. Sujetó el rostro de Noe en la mano y acarició su mejilla, con el pulgar, introduciendo despacio el dedo indice dentro de sus labios. La chica entornó los ojos con un sonido suave y dulce y recorrió su dedo con la lengua, con un toque de sumisión. La sonrisa de Lucci se amplió, y se relamió lentamente el labio superior, murmurando en su oido.
-Parece que ya empieza a gustarte...-


lunes, 16 de julio de 2012

El crimen cometido; La aparición del CP9

"Sus ojos brillaban entre la lluvia y en su mano, el sombrero de paja de Luffy daba vueltas sobre su dedo indice."

La embarcación de los piratas del Sombrero de Paja dejaba atrás la gran Puerta de Tormenta Eterna, adentrándose en el mar bravío y habiendo conseguido así su objetivo. La tripulación había sobrevivido al terrible viaje que suponía encontrar aquella entrada legendaria al Oráculo de los Siete Mares, que se encontraba al traspasar la Puerta. El mar enfurecido chocaba contra los costados del navío, retumbando en los oídos de los Mugiwara que, empapados y agotados, soportaban el eterno temporal. En la espesa bruma y a través de la densa lluvia se divisaba la por siempre brillante luz del Oráculo, frente a ellos. Hineko se inclinó sobre la borda. La lluvia golpeaba contra su rostro y la hacía entornar los ojos. Su melena rojiza y empapada caía ahora lacia sobre su espalda. Alzó una mano firme y señaló el horizonte. Un grito de ánimo del capitán quedó ensordecido por los rayos. Todos corrian por lo largo y ancho del buque, manteniendo éste a flote por el mayor tiempo posible.
-¡No aguantará!- Gritó Noe desde lo alto del palo mayor, negando entre el flequillo recto y mojado de color castaño que ahora se desparramaba sobre sus ojos- ¡Vamos a hundirnos!-
Zoro, con las manos ensangrentadas y magulladas por el roce de los cabos de las velas, al igual que Sanji, profirió una maldición.
-¡Estamos muy cerca! ¡Tenemos que conseguirlo!- La voz de Franky, el ciborg, tronó por toda la cubierta, impotente al ver la cercanía de la luz que los guiaba.-
-¡Ni hablar!- Luffy apretó los puños- ¡Ésto no se acaba aquí, tenemos que llegar!-
Apretando los dientes con fuerza estiró rapidamente el brazo hacia atrás, tratando de tomar la longitud necesaria para lanzarlo hacia el Oráculo e impulsarse hacia adelante. En mitad de la tormenta, un haz de luz seguido de un siseo cortó el aire y la lluvia, rápido como una flecha. Salida de la nada, la katana atravesó el antebrazo de Luffy, penetrando la carne y clavándose en el mástil de la vela mayor. El capitán profirió un grito rasgado de inmediato y su brazo se contrajo solo debido a la resistencia de la katana clavada sobre la madera, que mantenía su brazo aprisionado. Los cabos se escaparon de las manos de Zoro y Sanji y Hineko se giró en tensión al oir el grito desgarrador, acompañado ahora de un grito asustadizo por parte de Chopper. El pequeño reno observaba entre temblores la enorme silueta de un gigantesco barco de la marina, que se acercaba por el lado derecho como una sombra fantasmagórica, iluminada por los rayos y truenos. El navío cabalgaba imponente las olas sin ninguna dificultad, mucho mas grande y resistente que el pequeño barco de los Mugiwara.
-¡V-Vamos a chocar!- Gritó Usopp con una nota de pánico en la voz. Luffy se debatía tratando de soltar su brazo entre gestos de dolor y rabia. Las enormes olas levantadas por el paso del barco de la marina hicieron bambolear el pequeño navío de la tripulación, llevandolo al borde de volcar. Noe resbaló sobre cubierta y quedó colgando de la baranda, y se la hubiera tragado el mar si Zoro no hubiera acudido a subirla de nuevo y aferrarla contra él con fuerza, impidiendo que el vertiginoso movimiento la lanzara al mar. Al ver la escena, Sanji corrió a sujetar a Hineko, y todos se fueron agarrando unos a otros mirando la sombra que se cernía imparable sobre ellos. Contuvieron el aliento en los pulmones. Cerraron los ojos con fuerza y se encogieron sobre si mismos y enconces llegó el impacto. El buque de la marina colisiónó de frente y sin miramientos contra el pequeño barco de los Mugiwara, partiéndolo en dos al instante y haciendo saltar trozos de astillas y metralla por los aires. Todos los presentes en cubierta salieron despedidos cayendo a la mar revuelta y sus gritos quedaron tapados por el terrible estruendo del golpe.
Luffy abrió los ojos bajo el agua. El aire se escapaba de sus pulmones en pequeñas burbujas plateadas y una desagradable presión se había instalado en su pecho. A su alrededor todo era mar oscuro y enfurecido. Sus musculos se debilitaron hasta quedar flácidos y ninguna parte de su cuerpo responía, ni siquiera podía revolverse para intentar liberar el brazo que seguía prisionero en el trozo de mástil que ahora tiraba de él hacia las profundidades. Cerró los ojos con fuerza y los últimos soplos de aire se escapaban de sus labios cuando algo tiró de él hacia la superficie con una fuerza tal que el impacto hizo que el agua se filtrara en sus pulmones. Volvió a abrir los ojos al sentir el golpe de la madera contra su mejilla y su costado, y comenzó a toser de inmediato, boqueando y tratando de recuperar el aliento. Alzó la mirada lentamente, aún debil por el agua de mar, y arrodillado ahora sobre la cubierta del navío de la marina. Frente a él, los rayos iluminaban las siluetas de los miembros del CP9 y encabezandolos, la imponente figura de Rob Lucci, que lo observaba en silencio. Sus ojos brillaban entre la lluvia y en su mano, el sombrero de paja de Luffy daba vueltas sobre su dedo indice. Aun jadeante, el capitán miró a los lados. El resto de su tripulación, demasiado exausta para pelear, era esposada de forma brusca por los oficiales, y arrastrada a la fuerza a los calabozos de la bodega.
-M-Maldito...-la voz de Luffy sonaba como un murmuro ronco mientras observaba a Lucci con un profundo odio en la mirada- ¡¿Qué les vas a hacer a mis nakama?!-
Junto a Lucci, la figura de Kaku, mimetizada con las sombras por su vestimenta completamente negra, se reveló en silencio alzando la visera de su gorra. Se acercó con paso firme a Luffy y colocó unas esposas oscuras, hechas de kairouseki sobre sus muñecas. Seguidamente arrancó de un tirón la katana de su brazo, recuperándola así y devolviendola a su vaina. Al sentir el tirón Luffy dio un grito de dolor acabado en un gruñido rabioso.
-Atravesar la puerta sagrada y llegar al Oráculo es un delito grave...- La voz de Lucci sonaba susurrante, pero extrañamente clara- que se castiga con la pena de muerte...Mugiwara no Luffy...-Hizo frenar el giro del sombrero entre sus dedos, lanzándole a Luffy una mirada gélida-...La Puerta de la Justicia os espera...-
Cuando la voz de Rob Lucci se silenció, los marines alzaron al capitán pirata del suelo, arrastrandolo hacia la bodega. Desde las profundidades del buque llegó un grito de rabia que resonó por todo el lugar, desgarrando el aire desde la garganta de Luffy...

                                                                               ***

La tormenta se había calmado hacía ya horas, y en la bodega se podía sentir el suave balanceo del barco sobre las olas, que golpeaban en sonidos huecos contra éste. Era el unico sonido que inundaba las celdas, solo acompañado de algún tintineo metálico producido por los grilletes de los prisioneros. Noe-moe, yacía tumbada de lado sobre el suelo de madera. Sus ojos entornados habían perdido su característico brillo de emoción y alegria, y los mechones castaños de su pelo se cruzaban en su rostro, desperdigados por el suelo. El kairouseki de sus muñecas le arrebataba toda la fuerza del cuerpo, y hacía dolorosas rasgaduras sobre su piel. Junto a ella, en la misma celda, Usopp mantenía la mejilla apoyada contra los barrotes, y la forma de éstos se había marcado en color rojo sobre su cara. Observaba la nada con vista perdida, de piernas cruzadas, sobre las que descansaba Chopper. El pequeño reno llevaba sollozando todo el trayecto que habían  recorrido, muy suavemente, y sus lágrimas empapaban la camiseta del tirador. En la celda contigua, Franky, que hasta hacía muy poco había estado golpeando los barrotes hasta magullarse, tratando de escapar sin éxito, había dado por perdida la liberación y estaba sentado con la espalda contra la pared. Todos ellos mostraban hematomas y signos de la fuerte paliza que habían recibido previamente por parte de los marines. Brook había quedado reducido a una montaña de huesos que descansaba junto a Franky, silenciosa y macabra. No había soportado los golpes. Por último, cuatro celdas individuales se habían colocado para Hineko, Zoro, Sanji y Luffy. La de la chica, junto a la de el ciborg y el esqueleto. La navegante se mantenía sentada en mitad de la celda vacía. Sus piernas entrecruzadas y sus brazos a la espalda, aprisionados por las esposas. Su cabeza gacha se balanceaba levemente con el bamboleo del barco, y su rostro permanecía totalmente cubierto de tenues sombras bajo su pelo rojo. Con ella habían tomado las precauciones de preparar una celda totalmente ignífuga, y habían sujetado sus tobillos con correas y amordazado sus labios. Daba el aspecto de una fiera enjaulada, que aguardaba en silencio. Tantas medidas se debían a que, al tratar de apresarla, se había revelado de forma brutal y debido a su fuerza sobrehumana habían tardado algo de tiempo en reducirla. La encargada de ello fue Califa que, durante el forcejeo, recibió varias patadas y puñetazos de la chica, que por último la había mordido la mano al tratar de amordazarla. Por su parte Luffy no podía moverse debido a los barrotes y los grilletes de kairouseki, y su celda, frente a las otras tres, estaba al lado de las de Sanji y Zoro, apresados en yugos contra la pared.
El barco detuvo su travesía en el puerto de Enies Lobby, desembarcando a toda la tripulación, y con ella a los Mugiwara. Frente a la segunda puerta de entrada, los arrodillaron a todos unos junto a otros y Lucci se colocó frente a ellos, mirándoles y alzando levemente el mentón.
-Vuestro juicio se celebrará en tres días...- su mirada se paseó por toda la tripulación de piratas, arrodillados y cabizbajos - No os creéis falsas esperanzas...no existe para vosotros posibilidad de obtener una sentencia que difiera de la Condena a Muerte...Durante ese lapso de tiempo, cada uno de vosotros seréis vigilados y escoltados por uno de los miembros del CP9. Ahora procederé a asignarlos...-
Lucci alzó el dedo indice y fue emparejando a cada uno de los Mugiwara con sus guardianes. A Chopper y Usopp, por ser considerados más débiles, los emparejaron juntos con Fukurou. Kumadori debía hacerse cargo de vigilar a Brook. Kaku debía mantener a raya a Zoro, y Jabra a Franky. Mientras las elecciones se llevaban a cabo, Califa alzó la voz.
-Yo pido vigilarla a ella...- un dedo acusador se posó sobre Hineko. En la mano de Califa aun se veía la media luna amoratada que habían dejado los dientes de la chica pelirroja.
-No, Califa, tu vas a cargo de Sanji el cocinero...- Califa esbozó un gesto de dureza al oir la réplica de Lucci.
-Puedo hacerme cargo de los dos, por favor.- La vista de Lucci bajó un poco, y parecía que iba a ceder cuando Kaku se metió en medio alzando la voz.
-Yo me encargaré de la chica- La levantó lenta y suavemente del brazo hasta ponerla en pie- No estoy seguro de que Califa tenga la fuerza suficiente para manejar a Hineko-no Ginger...a la vez que debe mantener a raya a ese cocinero...Blueno puede echar un ojo a Roronoa por mi.-
Lucci observaba a Kaku en silencio, escrutándolo. Asintió dando la aprobación y volvió a hablar.
-Entonces Califa se hará cargo de Sanji, y yo de Mugiwara y...-miró de soslayo a Noe con un brillo malicioso en la mirada- de ésta muchacha...y no se hable mas.
Dicho ésto alzó a ambos por los brazos con fuerza y atravesó la puerta con ellos. Detrás, avanzó el resto del CP9, tirando de sus presos asignados. Los ojos de Califa ardían de rabia al observar a Kaku y Hineko caminar frente a ella, mientras tenía que arrastrar a Sanji.
Todos los piratas debían ser confinados en diversos lugares a lo largo de la sede central de Enies Lobby. Era decisión de sus captores elegir las condiciones en que mantendrían a los presos hasta el día del juicio.

A medida que avanzaba, Hineko no podía ver o decir nada. La venda de sus ojos y la mordaza sobre sus labios se lo impedían. Oía el resonar de sus botas de tacón en el suelo, acompañado del sonido de los zapatos de aquel que tiraba de su brazo guiandola en el camino. Un leve tirón la hizo parar y las pisadas se detuvieron. De pronto la luz se hizo ante los ojos de la chica, que parpadeó desorientada por la claridad. Cuando su vista dejó de ser nublada y borrosa, las facciones de Kaku aparecieron frente a ella, observándola en silencio tras el alto cuello de su chaqueta, y bajo la visera de su gorra negra. Estaba mas cerca de lo que ella hubiera esperado y la muchacha dio un leve traspiés hasta que su espalda chocó con la pared. El chico alzó rápidamente la mano y la colocó sobre sus labios, susurrando un suave "sshhhhhh" para que no hiciera ruido.
-No armes escándalo...no voy a hacerte daño. Te quitaré la mordaza si prometes estar en silencio...de acuerdo?- Hineko observaba con desconfianza a Kaku, pero lentamente asintió, tragando saliva, y él desató suavemente la mordaza tras su cuello. La chica guardó silencio, como había prometido, mirando de hito en hito las facciones del miembro del CP9.- Si te hubiera dejado ir con Califa te habría dado una paliza hasta romperte cada uno de los huesos por aquello que le hiciste durante el viaje...- murmuraba mientras se deshacía de las esposas que apresaban las muñecas de la chica y las guardaba en el bolsillo junto con la llave que la abría.
Hineko estaba visiblemente intranquila, y se mantenía pegada a la pared, alejandose de él tanto como podía, en cambio la voz de Kaku sonaba tranquila y suave, contemplándola fijamente. Poco a poco dibujó una sonrisa tras el cuello de su chaqueta, apoyando la mano sobre la pared e inclinándose a mirarla más de cerca. Sus enormes ojos fijos en el iris verde de la navegante Mugiwara.
-Estas bien?...Te duele algo chica de fuego?...- murmuró.

domingo, 15 de julio de 2012

El cementerio de barcos y la Puerta de Tormenta Eterna.


Luffy colocó ambas manos en la cadera y comenzó a reír estridentemente, con mucho ánimo al oír las palabras del viejo pirata. Alzó el pulgar mirando a su tripulación, que le devolvió la mirada con alegría.
-Por fin hemos llegado tropa!- Todos rieron juntos por un momento, pero su risa fue cortada por la voz del viejo, que los miraba en silencio con gesto cansado y alzaba una mano lentamente.
-No os apresuréis...-murmuró- antes debéis adivinar cual de estas dos puertas conduce a la verdadera Puerta de Tormenta Eterna...-
Luffy le miró con gesto desencajado y un profunda incomprensión.
-Como?! Viejo! Es que no nos vas a decir tu cual de ellas es?-
-Claro que no! Qué sentido tendría entonces poner dos puertas!?...-el hombre carraspeo recomponiendose y de nuevo volvió a hablar con voz trémula- Puesto que tu eres el capitán...deberás ser tu quien tome una decisión...debes elegir una puerta-
Mientras el viejo pirata hablaba Luffy ya se había acercado a una de las grandes puertas y empujaba para abrirla.
-Pero no te precipites!- Alzó la voz de nuevo el pirata. Sanji corrió hasta dar un capón a Luffy y llevarselo arrastrando de vuelta junto al grupo.
-Maldita sea quieres escuchar lo que dice?!- Luffy miró a Sanji y asintió murmurando "Lo sientooo~".
Todos observaban ahora atentamente al viejo, que tras aclarar su maltrecha voz, continuó hablando.
-Una de las puertas lleva a la verdadera puerta de Tormenta Eterna pero...la otra lleva a un cementerio de barcos...-Su mirada se volvió mas oscura y toda la tripulación de los Mugiwara se miró entre si con gesto preocupado- y si elegís mal...jamás podréis volver a salir de él.-
Noe-moe tragó saliva sonoramente y dio un paso al frente.  Su voz sonaba suave y algo intimidada.
-Señor...qué hay que hacer para elegir sabiamente cual de las dos puertas es la correcta?-
-Debéis elegir con el corazón...-
Todos se miraron y por último las miradas se dirigieron a Luffy, que se apartó de Sanji incorporándose de nuevo y asintió, con gesto serio. El capitán avanzó hasta colocarse entre las dos puertas y despacio desprendió su sombrero de paja de la cabeza, para colocarlo contra su pecho y cerrar los ojos suavemente. Durante unos instantes nadie pronunció una sola palabra, ni se produjo ningún ruido, tan solo silencio. Luffy inspiró y expiró largamente una vez, para luego volver a abrir los ojos y colocar su sombrero de vuelta en su cabeza. Se giró para mirar a su tripulación y señaló una de las puertas con mano firme.
-Es esta.-
El viejo pirata giró la cabeza sobre su asiento para mirarle de reojo largo rato.
-Por qué estás tan seguro?-
Luffy sonrió lentamente, bajando el ala de su sombrero y contestó sin vacilar.
-El mar me lo ha dicho...-
El viejo sonrió ligeramente bajo su barba canosa y asintió.
-Buen viaje, Mugiwara no Luffy...-
Toda la tripulación se acercó a su capitán, observando en silencio la puerta elegida. El viejo pirata alzo una mano enérgicamente, y ésta se abrió poco a poco frente al grupo. Un potente haz de luz los cegó a todos por unos instantes mientras se adentraban y la puerta se cerraba tras ellos con un potente sonido metálico. Cuando todos recuperaron la visión de nuevo, frente a ellos se extendía un amplio astillero, en el que solo había restos de barcos, o navíos maltrechos que a penas flotaban en el agua revuelta. A medida que alzaron la vista, fueron quedando atónitos. En lo mas alto de una gigantesca catarata, una titánica puerta tori de estilo japonés, negra y roja, resistía el oleaje imponente, coronada por las esculturas de dos dragones dorados. A sus lados dos enormes columnas, también doradas, brillaban con fuerza, con dos lunas talladas en lo mas alto. Cientos de barcos trataban de navegar los rápidos que el mar formaba, para llegar a la Puerta de Tormenta Eterna, siendo escupidos por el oleaje como si fueran de papel, y estrellándose contra el mar, quedando reducidos a astillas. Todos observaron la visión sobrecogidos hasta que la voz de Brook los sacó de su estupor.
-Como...vamos a navegar eso?...-
-No tenemos barco...- murmuró Hineko.
Luffy se ajustó su sombrero a la cabeza y apretó los dientes.
-No hemos llegado hasta aquí para dejarnos vencer por una pequeña tormenta...-todos le miraron con los ojos abiertos de par en par- vamos a conseguir...uno de esos barcos!- dicho ésto señalo a los barcos que aun resistían el impacto de las olas, tratando de alcanzar la cúspide de la catarata.
-Y como se supone que vamos a llegar hasta allí?- Noe-moe le miraba algo inquieta ante la idea de atravesar esa marejada. El capitán sonrió frunciendo el ceño.
-De eso me encargo yo...-
Estiró uno de sus brazos hasta enroscarlo en el palo mayor del navío mas cercano al astillero. Al verlo de inmediato toda la tripulación se acerco a agarrarse a él, y Luffy tiró impulsándolos a toda velocidad hacia el barco, haciendo que todos impactaran contra la lona de la vela, amortiguando el golpe. Se deslizaron por ésta hasta la cubierta, mirando alrededor, alerta por si la tripulación dueña del navío salía a defenderlo, pero nada ocurrió.
-Parece que está vacío...- dijo Zoro, haciéndose oír por encima de la potente tormenta.
-El timón también está suelto- informó Franky, aferrando éste con fuerza para manejar la nave.
Un deslumbrante y potente rayo cayó justo al lado de los Mugiwara, impactando contra una pequeña embarcación color caóba que navegaba a su derecha, y partiéndolo en dos mitades al instante. Usopp dio un enorme bote del susto y se apartó junto a Chopper, observando con horror los restos calcinados que flotaban en el agua, siendo tragados por el oleaje. Luffy corrió a subirse en el mascarón de proa a pesar del viento ensordecedor y las olas gigantescas. Señaló a Noe-moe y ésta lo miró de inmediato.
-Noe! Sube a lo alto del palo mayor y haznos de pararrayos! Si uno de ésos nos da a nosotros nos iremos a pique!-
La muchacha se mordió el labio y asintiendo subió la escala de la vela mayor, hasta estar en lo mas alto. Tratando de mantener el equilibrio alzó la mano y cerró los ojos esperando el impacto del próximo rayo, y deseando que su Akuma no Mi de electricidad le permitiera aguantarlo. A cada rápido que el pequeño navío traspasaba, éste crujía de mala manera, y daba la sensación de que se iba a partir en mil pedazos. Zoro, Sanji, Hineko y Chopper, transformado en su forma mas grande, sujetaban los cabos de las velas para evitar que éstas se soltaran. Luffy mantenía la vista fija en la gigantesca puerta tori que cada vez estaba mas y mas cerca, a penas a unos cientos de metros.
-Lo vamos a conseguir!- Luffy alzó el puño con ánimo- No os rind...-en la mitad de su frase una fuerte ola lo impactó de lleno haciéndolo rodar hasta cubierta, seguido de una ola casi antinatural, que empujó el navío de nuevo hacia atrás, dejándolo a medio camino. Al chocar con el agua el barco se resintió y algunas tablas de madera volaron por los aires. Luffy se recompuso escupiendo agua y tosiendo entre jadeos.
-Que demonios ha pasado!? Eso no es justo! Casi habíamos llegado!-
Cuando el capitán observó a su tripulación, todos tenían un gesto extrañado, casi asustado.
-Lo habéis oído?...-alzó la voz Noe desde lo alto de la vela mayor. Luffy la observó confundido.
-Yo no he oído nada!-
Sanji tiró con esfuerzo del cabo que tenía entre las manos.
-Debe ser porque la primera ola te dio de lleno y no pudiste escucharlo!-
-Escuchar que?! De qué estáis hablando!?-
Chopper miraba con lágrimas en los ojos el mar como si de un monstruo se tratase.
-E-el mar ha hablado...- murmuraba con un hilo de su aguda voz. Todos asintieron. Luffy los miró como si fuera una broma y Zoro alzó la voz, grave y potente.
-"No os conozco"...ha dicho...-
-Como que "ha dicho"?! Las olas no hablan!- Luffy estaba tan confundido que daba pisotones en la cubierta del barco.
-Ha sido algo extraño...-murmuró Hineko, manteniendo uno de los cabos de la vela sujetos- Cuando esa enorme ola impactó en el barco...una potente voz resonó en mis oídos...no era como si alguien hablara, sonaba dentro de mi cabeza.-
-Y que se supone que quiere decir eso de que no nos conoce?!- Luffy miró la puerta tori enfadado- Eeeeeeh! Yo tampoco te conozco! Pero no intento matarte! Maldita puerta!-
Hineko entornó los ojos, su cerebro funcionaba a toda velocidad.
-Puede ser que...sujétame esto un momento -Soltó el cabo y se lo cedió a Zoro. Corrió hasta subirse al mascarón de proa y los miró a todos- chicos! Cuando estemos de nuevo bajo la puerta, antes de cruzarla, quiero que todos gritéis vuestro nombre en voz alta! Bien fuerte!-
-No tenemos tiempo para juegos Hineko! En que demonios estas pensando!?- le reprochó Zoro, que ahora tenia que aguantar la tensión de ambos cabos.
-No tenemos nada que perder- le instó ella- si el mar nos empuja de nuevo, el barco no aguantará, y moriremos tragados por el oleaje...-todos guardaron silencio y Chopper junto a Usopp esbozaron un gesto de miedo- no perdéis nada por hacerme caso!-
Todos asintieron, y Luffy volvió a su lugar junto a  la navegante, en el mascarón, recolocándose el sombrero sobre la cabeza.
-Yosh! Aquí vamos puerta tori!- Alzó los brazos al cielo, y miró de frente la rojiza e imponente Puerta de Tormenta Eterna. Los dragones soltaban destellos dorados en lo alto iluminados por los rayos. El pequeño navío se acercó a trompicones y al estar bajo ella Luffy tomo aíre y gritó- MONKEY.D.LUFFY!!!-
El resto de gritos se sucedieron uno detrás de otro.
-Tony Tony Chopper!- Resonó la vocecita temblorosa del reno, seguida de Zoro y Sanji, y la trémula voz de Usopp.
-Roronoa Zoro!-
-Kuroashi no Sanji!-
-Usopp~-
El bramido de Franky al gritar "Cutty Flam!" fue seguido de una risa de Brook que alzó la voz diciendo "Yohohohoho Brook-san!".
Por último, Noe-moe se descolgó de lo alto de la vela, para correr por la superficie resbaladiza de cubierta hasta estar junto a Hineko y estrechar fuerte su mano. Le dedicó una sonrisa a su amiga, y ambas gritaron a pleno pulmón.
-Martin.D.Noa!-
-Hineko no Ginger!-
Cuando la voz de Hineko se apagó, una ola gigantesca, mucho mas fuerte que ninguna de las anteriores, golpeó la popa del navío impulsándolo hacia adelante a una velocidad vertiginosa, haciendo así que los Mugiwara cruzaran la puerta de Tormenta Eterna cabalgando sobre el oleaje.




sábado, 14 de julio de 2012

Las tres pruebas; El Rompe Dedos y El Espejo del Alma.


Usopp tragó saliva sonoramente, observando la llave brillar en su prisión de hielo. Una gruesa gota de sudor resbalo por su frente hasta recorrer su nariz y caer de la punta de ésta hasta el suelo congelado. Con un toque de vacilación alzó ambas manos y apoyó los dedos contra la superficie helada. Todos observaban en silencio, en tensión, tratando de ignorar la impotencia que producía el tener que limitarse a observar y esperar. Luffy estaba sentado contra la puerta, cruzado de brazos, y el ala de su sombrero de paja cubría de sombras la mitad de su rostro. Chopper tenía cierto gesto de susto, abrazado a la cabeza de Noe-moe. Poco a poco, Usopp comenzó a arañar el hielo, escarbando en éste con los dedos desnudos. La escarcha caía suave y lentamente, y el hielo a penas se rebajaba con cada pasada de sus uñas. Continuó y continuó hasta que las puntas de sus dedos comenzaron a quemar debido al intenso frío, y luego dejó de sentirlas. Separó las manos un momento para frotárselas, y en cuanto que hizo ésto, el hielo comenzó a formarse de nuevo a una velocidad vertiginosa, volviendo a la normalidad. Usopp esbozó una mueca de desesperación.
-Q-que!? NO!-
-No puedes parar...-la voz de Zoro llegó grave y firme como una sentencia- si paras, el hielo se regenerará de nuevo y no acabarás nunca...
Usopp se miró los dedos, con algo mas de sensibilidad, y volvió a comenzar de nuevo. Arañaba y arañaba arrancando trocitos de hielo sin parar. Sus dedos se amorataron y el frío entró hasta sus falanges, provocando un profundo dolor sobre éstos. Noe-moe y Chopper mantenían las manos pegadas a las orejas para no oír el rascar continuo de Usopp sobre el hielo y los suaves sollozos de éste, que ya comenzaban a crisparles los nervios. A medida que los dedos del muchacho profundizaban en la dura superficie, la llave quedaba un poco mas y mas cerca. Al cabo de una hora, Hineko dejó de contar el tiempo. Giró la vista para ver el hielo teñido de rojo bajo los dedos de Usopp que escarbaban sin descanso. Éste se mordía el labio con fuerza mientras las lagrimas se derramaban de sus ojos y rodaban por sus mejillas una tras otra. Sus uñas, ahora reblandecidas por la humedad del hielo, se partían y agrietaban, al igual que sus dedos, y no paraban de sangrar, amoratados y rígidos. Al cabo de un largo rato en que ya ninguno podía observar la escena por mas tiempo, la llave se desprendió del hielo, y cayó al suelo con un tintineo metálico. Usopp no hubiera podido agarrarla aunque hubiera querido. Sus dedos, congelados y ensangrentados por completo, lucían morados y escarchados, y no tenían posibilidad de movimiento. En silencio, Luffy se levantó y recogió la llave. Colocó una mano en el hombro de Usopp durante un instante, y luego introdujo la llave en la cerradura, haciéndola girar dos veces. Empujando lentamente la puerta se abrió ante ellos, poco a poco. Chopper saltó de la cabeza de Noe y se acercó corriendo a Usopp, que se miraba las manos con ojos desesperados entre las lágrimas, y un tono de miedo en sus sollozos.
-Usopp!!! E-estas bien!?- Alzó las patitas tratando de coger sus manos y Hineko le apartó.
-Ten cuidado...Sus dedos son muy frágiles ahora, si haces un mal movimiento y le partes alguno, no podrá recuperarlo debido a la septicemia...tu deberías saberlo...-el reno contuvo las lagrimas haciendo muecas de llanto mientras asentía.
-S-si...p-perdón...me dejé llevar...-
Hineko se quitó su pañuelo rojo de la cabeza, soltando su melena pelirroja, y limpió con el las lagrimas de las mejillas de Usopp, cubriendo luego sus manos con la tela.
-Tenemos que parar y hacer un fuego...si dejamos sus manos así perderá todos los dedos...- murmuró Chopper, rebuscando en la pequeña mochila que llevaba a la espalda. Al oír esto Usopp hizo un sonido ahogado y su llanto se volvió mas fuerte.
-No vas a perder ningún dedo...no vamos a dejar que eso pase vale?- Hineko tiraba suavemente de Usopp, haciendo que caminara junto a ellos. Cuando todos hubieron atravesado la puerta, esta se cerró a sus espaldas, quedando sellada de nuevo. Miraron atrás un momento, y luego observaron la estancia en la que se encontraban. Era una habitación completamente vacía. El suelo y las paredes, así como el techo estaban recubiertos de baldosas cuadradas, blancas y negras. Allí no hacía ningún frío, ni corría ninguna brisa, ni nada. No había un solo sonido o movimiento, tan solo una puerta de madera simple frente a ellos, y junto a ésta, un rótulo dorado. Mientras Chopper y Hineko se sentaban junto a Usopp, y el primero vertía agua en un cazo, que la navegante calentaba entre las manos, Noe se acercó a la placa dorada y paso un dedo por ella.
-"Prueba 3; El Espejo del Alma"- leyó a media voz- Qué clase de prueba será?
Poco a poco Chopper vertió el agua tibia sobre las manos de Usopp, y repitió este proceso varias veces antes de que éste comenzara a sentir los dedos de nuevo, y pudiera moverlos. Noe-moe colocó la mano en el pomo de la puerta de madera, y la abrió despacio. El resto observaba en tensión la recuperación de las manos maltrechas de Usopp.
-M-Muchas gracias...- murmuró, hipando suavemente por el llanto y tratando de recomponerse al ver que sus dedos se movían de nuevo, con dificultad. Chopper se llevo una patita a los ojos, sollozando.
-Aaaaah! Usopp! Me alegro mucho de que estés bien!- y corrió a abrazarse a la pierna de Zoro mientras lloraba a moco tendido y este torcía el gesto. Hineko sonrió despacio recuperando su pañuelo, y dando un toque en la nariz de Usopp.
-Ves? Te dije que no perderías ningún dedo...- guiñó suavemente el ojo derecho y Usopp sonrió un poco, sorbiendo por la nariz. De improvisto, un grito agudo de Noe hizo que todos se giraran alerta. La muchacha, agarrada al pomo de la puerta, estaba siendo arrastrada hacia adentro por algo, y sus dedos se soltaban lentamente. Zoro profirió una maldición y echo a correr hacia ella, sujetándola con todas sus fuerzas y tirando de la chica, hasta hacerla entrar de nuevo y cerrar la puerta de un portazo.
-Se puede saber que demonios has hecho!?- El espadachín la zarandeaba de los hombros, con tono nervioso mientras la chica lloraba de forma tan fuerte que era hasta cómica, balanceándose atrás y adelante.
-Nada! Nada! Solo quería saber que había dentro!-
-Qué era eso?- preguntó Franky, levantándose sus gafas de sol y mirando la puerta con curiosidad- Eso que te estaba arrastrando...- Noe secó sus lágrimas con el dorso de la mano y señaló la puerta.
-Dentro hay un pasillo lleno de espejos...los hay por todos lados! Y en ellos se reflejan cosas horribles...al principio no pasó nada, pero luego me asusté...y uno de los espejos empezó a absorberme! Tiraba con mucha fuerza!- Dicho esto se abrazó a Zoro fuertemente- No quiero entrar ahí mas.- Le sacó la lengua a la puerta y escondió el rostro en el pecho el muchacho.
-El espejo del alma, dijiste?- Sanji miraba ahora el cartel dorado, fumando de su cigarrillo- Creo que ya se como funciona...-
-Ilumínanos, genio...-le espetó Zoro, con una mueca burlona que hizo que Sanji entornara los ojos en una mirada de odio.
-Es fácil...Noe ha dicho que los espejos muestran cosas horribles...y que no ocurrió nada hasta que no comenzó a asustarse...-señaló la puerta con el cigarro sujeto entre el dedo indice y corazón-...opino que tenemos que cruzar ese pasillo de espejos, y que al igual que ella veremos cosas que puede que nos asusten. Si flaqueamos...los espejos nos tragarán...pero si conseguimos mantener la calma, podremos cruzar-
-Y como tenemos la certeza de que eso que dices es cierto eh, ero-cook?- Zoro torció los labios con desagrado.
-Solo podemos comprobarlo, o a caso tienes una teoría mejor?- Dijo Hineko, levantándose de su sitio para mirar a Zoro, que ahora guardó silencio. Luffy asintió con decisión.
-Yosh! Vamos! Esos malditos espejos no podrán asustarme!-
Puesto que el capitán había hablado, todos se levantaron y se colocaron frente a la puerta. La tensión se palpaba en el ambiente. Chopper y Noe-moe inspiraban y expiraban suavemente, calmándose y concentrándose. Frente a todos iban Luffy, Zoro y Sanji, decididos y confiados. Al final iban Franky y Brook, y frente a ellos Hineko junto a Usopp, que parecía bastante nervioso y temblaba suavemente, agarrado al brazo de la chica.
-Espero que el espejo no me muestre esqueletos o fantasmas...me dan mucho miedo- Murmuró Brook, seguido de una estridente risa- Yohohohohohohoho!
-Calla y concéntrate saco de huesos! No quiero tener que sacarte de un espejo si se te traga!- Dijo Franky, dándole un golpecito en la espalda. Luffy sujetó con firmeza el pomo de la puerta y lo hizo girar, abriéndola con un chirrido de madera vieja. Dentro, se extendía frente a ellos un largo pasillo, totalmente cubierto de espejos de arriba a abajo. Él dio el primer paso, y el resto de los Mugiwara le siguieron. Los tres que encabezaban la tropa miraban aquí y allá a los espejos, de vez en cuando tragaban saliva, pero se les veía firmes y compuestos. Tras ellos, Noe llevaba a Chopper sobre los hombros, y caminaba con la vista fija al frente tratando de ignorar los espejos. Ambos murmuraban cosas bonitas y agradables en las que pensar mientras avanzaban. Hineko trataba de mantenerse concentrada y tener templanza, a pesar de las manos de Usopp que apretaban con fuerza su brazo. Ella le miraba de reojo de vez en cuando. Sus piernas comenzaban a temblar suavemente y un suave sudor empezaba a perlar su frente. Brook giraba la cabeza a un lado y a otro, mirando hasta con curiosidad, y Franky trataba de hacer que éste ignorara los espejos. Todo parecía ir bien hasta que los dientes de Usopp comenzaron a castañetear.
-Usopp...recomponte quieres?- Murmuró Zoro entre dientes, con gesto molesto, pero el chico no parecía estar oyéndole. Sus ojos iban de un lado a otro,  parecía al borde del colapso.
-N-No...n-no puedo...e-es horrible...- susurraba entre temblores.
-Usopp por favor, ya casi estamos...-Hineko colocó una de las manos sobre las suyas. Al fondo del pasillo, ya se veía la ultima puerta, igual a aquella por la que habían entrado. Usopp negó con fuerza y ella supo que no aguantaría. En una fracción de segundo, él cerró los ojos con fuerza, demasiado asustado para mirar, e instantáneamente el espejo a su izquierda se desdobló y se convirtió en una masa acuosa, con aspecto de plomo líquido, que se enroscó alrededor del tobillo de Usopp y comenzó a tirar de él, arrastrando a Hineko, a quién el muchacho mantenía sujeta aún del brazo.
-No me sueltes!- gritó Usopp entre sendas lágrimas, aferrándose a ella como su última esperanza.
-No lo sueltes!- Gritó Luffy en cabeza, acercándose para tirar de él también.
-Suéltala! la vas a arrastrar contigo! - Gritó Sanji, mas preocupada por la vida de la chica que otra cosa.
Todos comenzaron a tirar de Usopp, arrastrándolo por el pasillo, mientras el resto de espejos comenzaba a deshacerse de igual forma, tirando de él, decididos a llevárselo con ellos. Zoro apretó los dientes y en un alarde de fuerza dio un fuerte tirón del peto de Usopp, arrancando al chico de las garras de los espejos, que volvieron a su forma original. Poco a poco todos sonrieron, y Noe dio un salto de alegría, abalanzandose a abrazar al espadachín.
-Aaaah! Zoro eres el mejor! menuda fuerza!-
En mitad del alivio y la alegría de la tripulación, un crujido llegó del fondo del pasillo de espejos. A ese crujido le sucedieron varios mas, y el sonido de cristales rotos. En una milésima de segundo todo el pasillo comenzó a venirse abajo. Los espejos se quebraban y caían al vacío que quedaba en su lugar, una nada negra y profunda.
-Qué es eso!? Que pasa!?- Luffy miraba a todos lados sin comprender.
-¡Parece que alguien a cabreado a los espejos!- Sanji le dio un codazo a Zoro, retrocediendo poco a poco. Noe se separó de Zoro y dio un salto, alzando el puño para darle un soberano capón.
-Zoro! Maldita sea! Cabeza hueca!-
-¡No hay tiempo! ¡Tenemos que irnos de aquí!- Gritaba Franky de fondo. Luffy estiro un brazo hacia la puerta, abriendo ésta y aferrando el marco con fuerza.
-Dejádmelo a mi...-Dijo, al tiempo que estiraba el brazo libre y rodeaba a toda la tripulación como un lazo. En seguida y de un fuerte tirón, el grupo al completo fue arrastrado hacia la puerta, chocando contra esta y entrando de forma brusca cuando Luffy contrajo los brazos de nuevo. Hineko estiró una pierna, aun en el suelo, y cerró la puerta de una patada.
-¡Malditas pruebas! ¡Me tienen harta!-
-Hine-chan es tan hermosa incluso cuando se enfada...-coreaba Sanji tendido en el suelo, meneándose como un flan.
Toda la tripulación se fue recomponiendo de nuevo, entre quejidos y sonidos lastimeros por el golpe.
-Ey chicos...mirad...- Murmuró la voz de Noe que, de pie, señalaba ahora al fondo de la estancia. Ésta estaba a oscuras, a excepción de un foco de luz blanca que iluminaba a un señor mayor, con una larga barba que se desparramaba por sus costados hasta el suelo, y que estaba sentado en trono de piedra oscura. Tras el, dos enormes puertas, tan grandes que podrían haber pasado dos barcos por ellas, descansaban cerradas. Ambas eran rojas y metálicas, idénticas. Mientras los Mugiwara admiraban las dimensiones de éstas, un carraspeo rompió el silencio y todos bajaron la vista hacia el viejo hombre, que los observaba ahora detrás de unos lánguidos párpados caídos. Su voz, gastada y ronca, rebotó en las paredes de la habitación, creando un eco envolvente.
-Bienvenidos...a la Puerta de Tormenta Eterna...-



Las tres Pruebas; La Presa y El Rompe Dedos

Aquella criatura continuaba su paso lento pero inexorable, acercándose a la tripulación de los Mugiwara que trataba de asimilar la escena con horror. Nadie se movía, todos parecían congelados ante la visión oscura y fantasmagórica. En un segundo, Usopp retrocedió varios pasos hasta dar un traspiés y caer al suelo de espaldas, y aquello fue como una alarma para el resto. Casi inmediatamente cada miembro del grupo se giró y echó a correr a trompicones por el estrecho pasillo. Luffy, Sanji, Zoro y Brook pasaron por encima de Usopp que soltaba sonidos lastimeros de dolor y miedo, y no fue hasta que Franky se agachó a levantarlo mientras corría que el muchacho no consiguió que le respondieran las piernas para correr con el resto. Noe cargaba con Chopper entre sus brazos, que lloraba sonoramente, mezclando su llanto con los sonidos de aquel depredador. Por último iba Hineko, tratando de abrirse paso entre todos ellos. El pasillo era lo suficientemente amplio para que varias personas caminaran en fila, pero no lo era para que todos los piratas trataran de pasar primero. Zoro trataba de pasar por encima de Luffy y este estaba aplastado contra la pared mientras Sanji a su vez intentaba pasar entre las piernas de Zoro. Todos se pisaban, empujaban y trataban de alejarse lo mas posible por su cuenta. La humedad creaba una atmósfera agobiante en tan angosto lugar. Los pies se resbalaban en el agua, y las manos en el musgo de las paredes. En un momento el depredador apretó el paso y el caos fue aún mayor. Los empujones se convirtieron en golpes y aquello era una verdadera batalla campal por sobrevivir. Franky había soltado a Usopp que había desaparecido bajo los pies de toda la tripulación y solo soltaba sonidos de dolor y llanto. Chopper lloraba mas y mas fuerte y ahora los sollozos de Noe-moe lo acompañaban, aplastada entre una de las enorme manos del ciborg y la pared. Hineko, incapaz de pasar por encima de Franky y Brook, mucho mas grandes que ella, seguía la última, haciendo esfuerzos desesperados por escapar. Sanji y Zoro se peleaban a puñetazo limpio por abrirse camino. Un corte rompió el aire con un sonido siseante seguido del ruido de ropa rasgada y toda la escena se congeló. Del fondo de la marabunta brotó un quejido lastimero de Hineko y la sangre goteó en el agua. Brook, que iba justo delante de ésta, hizo girar su cabeza 90 grados para observar como la criatura lamía la sangre de la katana, y como la navegante caía de rodillas en el suelo encharcado. Su espalda presentaba un gran corte en diagonal que rezumaba sangre. Se hizo el silencio ante los ojos llenos de pánico de los Mugiwara y todo ocurrió en un segundo. Luffy golpeó a Zoro para zafarse y tomó a Sanji de la mano, con gesto serio y enfadado.
-Sanji! Dale la mano a Zoro!- Sanji, que ahora se mordía la camisa entre llantos al ver como Hineko caía al suelo abatida, negó fuertemente.
-No quiero darle la mano a el!- Luffy le atizó en plena cara y repitió la orden, gritando tan fuerte que todos ensordecieron por un momento. Lentamente Sanji tomó la mano de Zoro, y Zoro la de Franky. Todos se fueron tomando de la mano hasta que Brook alzó a Hineko despacio del suelo, sujetando su mano. La chica bajó la vista llena de lagrimas de dolor al suelo anegado de agua, observando la figura descalabrada de Usopp, con media cara dentro del agua y la otra media fuera. Se inclinó y lo levantó con un esfuerzo, sujetándole firmemente y asintió. Luffy comenzó a tirar de todos, y ahora en fila comenzaron a correr ordenadamente detrás del capitán, manteniéndose unidos por las manos. A medida que se alejaban la figura de aquella criatura iba desapareciendo en la oscuridad. Giraron, subieron, bajaron y volvieron a girar, asfixiados de correr debido al poco oxígeno del aire. Hineko hacía verdaderos esfuerzos por tirar de un maltrecho Usopp. De pronto, un golpe sordo detuvo la carrera. Luffy se había parado. Sanji chocó de bruces contra la espalda de éste, y así sucedió con el resto, que fueron parando al chocar con aquel que llevaban delante. Todos se miraron, agitados y tensos, tratando de averiguar que pasaba. La voz de Luffy sonó enérgica desde la cabeza de la fila.
-¡Aquí hay una puerta!- El capitán observaba de arriba a abajo una puerta de madera y metal, pintada en negro y con redondos tiradores dorados. No tenía cerradura, pero al empujar comprobó que estaba cerrada a cal y canto. Todos se fueron turnando tratando de abrirla, sin éxito. Incluso Franky, que intentó abrirla con alguna herramienta que otra fue incapaz. Al fondo del oscuro corredor, comenzaron a oírse fuertes pisadas. Esta vez, a gran velocidad. El pequeño rasguño de la katana ahora era un fuerte ruido que partía el agua del suelo y hacia saltar chispas de la piedra. Noe-moe dio un grito desesperado.
-¡Rápido, rápido! ¡Tenéis que abrirla!- La figura del depredador ya era visible, iluminando sus colmillos con las chispas que saltaban del suelo. Usopp, que ahora iba el último, soltó un grito de terror absoluto, abrazandose a Hineko para no mirar. Todos retrocedían atropelladamente. Luffy, concentrado hasta el momento en mirar la puerta, asintió.
-Yosh! Cuidado ahí atrás!- dicho esto estiró ambos brazos hacia detrás y alzó la voz- Gomu Gomu no...-la criatura levantó la katana, lista para darle un sablazo a Usopp, que ahora temblaba entre los brazos de la navegante, que había cerrado los ojos esperando el golpe- Bazooka!!! -las mas manos de Luffy salieron disparadas con un sonido elástico seguido de una fuerte explosión de madera y metales rotos que saltaron por los aires cuando la puerta explotó con el impacto. El capitán recogió los brazos con una sonrisa triunfal y  agarró la corbata de Sanji, tirando de el con todas sus fuerzas, haciendo así que éste tirara del resto y Usopp y Hineko desaparecieran de la trayectoria de la katana un segundo antes de que ésta se estrellara contra la pared creando un profundo corte. Iban tan rápido que Usopp literalmente volaba al fondo de la fila, sujetado con una mano por Hineko que trataba de no soltarse del brazo de Brook. Franky dio una sonora risotada.
-Yeah! Lo hemos dejado atrás! hemos perdido a ese maldito...-su frase quedó a medias cuando Noe tiró de el hacia abajo, y de pronto todo fue vació bajo los pies de los Mugiwara. Estaban cayendo. Y caían muy deprisa. Las risas de triunfo fueron intercambiadas por gritos desesperados y agudos por parte de las chicas y Usopp, que trataba de nadar hacia arriba por el aire. Todos alzaron la vista para observar que el suelo se había acabado, y estaban cayendo junto a una gran catarata de agua. Estaba tan oscuro que no se podía distinguir qué había al fondo de ésta. Los gritos fueron cortados al caer al agua uno tras otro. El primero en salir fue Usopp, gorjeando por el agua. Se notaba en su rostro demacrado que todo aquello era demasiada emoción para él. Hineko salió tirando de Noe-moe, ya que ella no podía nadar. Al igual que Sanji, que arrastró fuera del agua a Chopper, y Zoro a Luffy, seguido de Franky que llevaba a Brook. Todos fueron cayendo abatidos en la orilla, tratando de recuperar el aliento, tumbados boca arriba unos junto a otros. Hineko abrió lentamente los ojos, respirando entrecortadamente. Parpadeó notando las pequeñas gotas de agua que habían quedado engarzadas a sus pestañas, y paseó la vista de sus ojos verdes por todo el lugar. Una tenue luz azulada que llegaba de sus espaldas iluminaba el gran lago que estaba ahora a sus pies, del que acababan de salir. Arriba, en lo mas alto de la catarata, estaba la puerta por la que habían caído. Una hendidura tallada en la roca idéntica a aquella por la que habían entrado. Todo estaba plagado de estalactitas y estalagmitas. La muchacha se incorporó lentamente hasta quedar sentada, y se giró para mirar a su espalda. Abrió los ojos lentamente, maravillada ante la escena. La cueva convergía en un amplio túnel, plagado de cristales de hielo que brillaban en tonos azules. Todo estaba cubierto de hielo. La piedra había quedado congelada y tragada por éste, y un suave vaho debido al frío salía de dentro, haciendo brillar el aire con las partículas de hielo perlado. Poco a poco todos se fueron levantando, y quedaron igualmente impresionados ante la visión de aquel lugar.
-Oh...es precioso...-susurró Noe-moe.
-Me recuerda a mi casa- Chopper daba pequeños saltitos de ilusión, con ojos brillantes ante la visión del hielo y las paredes escarchadas. Avanzaron juntos hasta la entrada de aquel amplio pasadizo, y caminaron lentamente para recorrerlo, observandose a si mismos reflejados en los cristales de hielo. Noe alzó la mano y partió uno, al que comenzó a darle lametazos distraídamente como si fuera un polo de helado. Al cabo de un rato un suave vapor salía de sus labios al respirar debido al frío. Se frotaban los brazos para entrar en calor y procuraban mantenerse juntos. Les llevó un rato de larga caminata llegar al fondo del túnel, y en él había una puerta. Era idéntica a la anterior, pero hecha de un material de color azul oscuro, y ésta si poseía una única cerradura. Luffy se rascó la nuca mirándola.
-Otra puerta?...bueno -sonrió alzando al puño- gomu gomu no....pistol!!!-dejó escapar el golpe que nada mas impactar contra la puerta hizo que Luffy comenzara a temblar como un flan y cayera al suelo con gesto cansado- no...se puede...
Hineko observó la puerta mas detenidamente, dando un par de golpecitos en ella.
-Si...es kairouseki...la piedra que anula los poderes de las Akuma no Mi.- Zoro profirió una risa con un toque de suficiencia.
-No hay que ser un monstruito para destruir esa puerta, ya verás...-desenvainó una de sus katanas, se puso en posición y murmuró- Ittouryu sanjuuroku...pund hou! -un haz de luz cortante salió despedido de la hoja de la espada, estrellándose contra la puerta y formando un denso humo helado. Todos tosieron por un momento y cuando el humo se hubo disipado...la puerta seguía en perfecto estado. Zoro hizo una mueca y Noe se llevo una mano a los labios conteniendo una risita.
-Eres un inutil, maldito marimo...-Sanji reía mientras se afanaba en encender su cigarro.
-Tienes algo que decir, eh niño gururguru?!- Zoro lo aferró de la camisa acercandole con gesto desafiante.
-Hasta un retrasado podría abrir esa puerta, maldito tesoro nacional! -Sanji pegó su frente a la del espadachín con tono amenazador. Hineko suspiró.
-Está bien, ya basta los dos...-al oírla Zoro se separó de mala gana y Sanji juntó las manos con gesto enamoradizo.
-Siiiii Hine-chan! Lo lamento mucho! Este maldito marimo me pone de los nervios! -decía cada palabra con un arrastrado tono meloso. Hineko alzó una ceja y suspiró.
-Como demonios vamos a abrir esta puerta? si nos quedamos aquí moriremos congelados...
-Eh...mirad aquí...- Todos se giraron al oir hablar a Chopper que, subido a la cabeza de Noe-moe, observaba la pared helada junto a la puerta. Se agruparon observando en silencio la superficie pulida y transparente. Dentro había algo brillante. Poco a poco abrieron los ojos con gesto de sorpresa. Era una llave. Una brillante llave azulada y adornada con un zafiro. Estaba hundida bajo una capa de medio metro de cristal de hielo sólido y translúcido.
-Solo hay que sacarla de ahí!- dijo Chopper con tono animado y una nota orgullosa por su allazgo. Franky asintió.
-Aww! Dejádmelo a mi...-se quitó su guante de imitación de piel de la mano derecha, mostrando su puño metálico de ciborg, y lo alzó en alto- strong...right! -lo impactó de lleno contra la superficie congelada y al separarlo ésta no tenía ni un rasguño- Como!? Como es esto posible!? Si es hielo!!!
Zoro se acercó por detrás apartándole de mala gana.
-Aparta que tu no sabes...-desenfundó la katana una vez mas y trato de cortar el hielo, que permaneció tal como estaba. Todos parpadearon incrédulos.
-Qué se supone que hay que hacer para sacarla?- Noe se acariciaba la barbilla con gesto pensativo.
-Ey...mirad...hay otro de esos carteles aquí...-Hineko, unos pasos mas atrás, señalaba un cartel metálico cubierto de algo de escarcha, que estaba pegado a la pared. Brook leyó en voz alta;
-Prueba 2; El Rompe Dedos......qué es ésto? -el esqueleto señalaba ahora un pequeño agujero, mas o menos del tamaño de un dedo humano. La tripulación se acercó a mirar mientras Luffy de fondo dijo "Que frio hace!" ganándose un capón de Sanji que le contestó "Eres muy lento!".
-Ja! qué se creen? que después de escribir algo como "el rompe dedos" vamos a meter el dedo ahí!?- Usopp observaba la hendidura con desconfianza. Noe sonrió golpeándose la palma de la mano con el puño como si hubiera tenido una idea brillante.
-Ya se! Brook!...mete tu el dedo! -Brook saltó hacia atrás negando.
-Por qué yo!?-
-Porque tu ya estas en los huesos, vamos! Te va a doler menos!-
Diciendo esto sujetó la muñeca del esqueleto y empujó su dedo indice dentro del agujero a la fuerza, mientras éste se quejaba tratando de zafase. Contra todo pronóstico, no ocurrió nada. De pronto, una luz roja, situada en lo alto de la puerta, se iluminó, seguida de un pitido fuerte.
-Agh que molesto!...-Noe-moe torció el gesto confundida y soltó la mano de Brook. Tras titubear un poco, estiró el dedo índice, y se aventuró a meterlo dentro también. De nuevo, la luz roja parpadeo, y el pitido volvió a sonar.
-Parece un sistema de selección...-murmuró Hineko, que, como para probar su teoría, fue la siguiente en hundir el dedo en el estrecho hueco, produciendo el mismo efecto.
-De selección?- Dijo Luffy, haciendo como los demás. La luz roja se volvió a iluminar. En el fondo, en una esquina, Franky estaba sentado haciendo círculos con el dedo sobre el suelo helado, murmurando "Mi dedo es demasiado gordo, no cabe".
-Si, parece ser que no cualquiera puede sacar esa llave de ahí...- Sanji hizo lo mismo, seguido de Zoro, y ninguno de los dos obtuvo un resultado diferente. Ahora, Chopper estaba sentado junto a Franky, de igual forma, murmurando "yo ni siquiera tengo dedos".
Por último, todas las miradas se centraron en Usopp, que había estado observando indiferente como todos introducían el dedo en el agujero.
-Q-Que?...-murmuró, intimidado.
-Será posible que...?-Noe tiró de su nariz y Usopp se zafó.
-Pero no metas mi nariz, bestia!-
La chica sujetó entonces su muñeca y le hizo meter el dedo índice como todos, y la luz roja no parpadeó...Una lucecita verde se iluminó a cambio, seguida de un sonido de campaneo afirmativo.
-Ja! Eres tu! Tu tienes que sacar la llave!-
-Yo!? Por que yo!? Yo no tengo fuerza!- Usopp temblequeaba apartándose de todos, que con mirada de avidez estaban por abalanzarse encima de él. El muchacho suspiró con desgana acercándose a la llave entre comentarios lastimeros, y dio un par de toques sobre el hielo. Nada. Sacó su tirachinas, y lo cargó con una cápsula de fuego, que lanzó contra la superficie gélida. Y nada ocurrió. Todos soltaron un bufido desesperado y Zoro comentó en alto "Eres un inutil, narizón!". Usopp miró de cerca, rascando la superficie de hielo, un fino polvo de escarcha cayó al suelo. De pronto, todos guardaron silencio.
-Haz eso de nuevo- le instó Hineko. Usopp volvió a rascar con la uña el hielo, deshaciendo otro poco. Tragó saliva y la miró. Y todos se miraron. Ella asintió despacio- Si...Tienes que arañar el hielo hasta llegar a la llave......-frunció el ceño ensombreciendo la mirada, y giró la cabeza para mirar el cartel-...el Rompe Dedos.

viernes, 13 de julio de 2012

Primera saga; Las pruebas de la Puerta de Tormenta Eterna

El día se presentaba soleado, desparramando cálidos y brillantes rayos de sol sobre la cubierta del Thousand Sunny. Sobre ésta, sentada en una silla de madera frente a una pequeña mesa cubierta de materiales de dibujo y papeles, estaba Hineko, la navegante, que balanceaba su sandalia sobre el extremo del pie derecho con gesto de concentración. Sus dientes mordían distraída y suavemente el extremo de la pluma de dibujo. A su lado, Noe-moe dormía plácidamente, acurrucada entre las piernas de Zoro, que roncaba sonoramente, y con la mejilla apoyada sobre su pecho. El espadachín mantenía las manos cruzadas tras la cabeza y sus tres katanas apoyadas sobre la baranda de la borda, junto a él. La puerta de la cocina se abrió con un sonido suave y sordo y Sanji emergió de ella con una bandeja en la mano derecha, sobre la que reposaban un par de copas de helado con trozos de fruta fresca y barquillo de canela. Cogió una de las copas y la colocó muy suavemente frente a Hineko, esbozando una sonrisa gentil y cariñosa.
-Ya es hora de un descanso no crees, Hine-chan? Estás trabajando muy duro...- La chica le devolvió la sonrisa con un suspiro de cansancio, separándose un poco del mapa que estaba contemplando hasta el momento.
-Si...muchas gracias Sanji, es todo un detalle...- contestó, hundiendo la cuchara en el helado de color rosado para llevárselo a la boca y saborearlo, pudiendo comprobar como otras veces que estaba delicioso. Los ojos del cocinero brillaron de satisfacción y se plagaron de una mirada rebosante de amor flagrante.
-¡Es un placer para mí Hine-chan!- Diciendo esto agitó un poco el hombro de Noe, que abrió un ojo con gesto perezoso. En cuanto hubo visto el helado balanceándose frente a ella, saltó como un resorte a devorarlo con ímpetu, repitiendo "¡que bueno, que bueno, si señor!" una y otra vez. Zoro, que tras el sobresalto de la muchacha había abierto los ojos y ahora se rascaba la nuca bostezando con somnolencia murmuró con desgana;
-¿Es que yo no como a caso?-
Sanji le atizó con la bandeja en la cabeza, provocando un sonido metálico solo amortiguado por el pelo verde de Zoro.
-Tu te esperas a que sea la hora de comer, marimo- Un gesto de desagrado se dibujó en la cara del cocinero mientras pronunciaba despacio las palabras. En mitad de la escena la voz de Usopp rompió la calma del barco, resonando desde el cubículo de vigía. Éste estaba de cintura para arriba asomado por la ventana, agitando ampliamente los brazos. 
 -Oooooiiii! Ahí abajo! En el horizonte hay algo muy extraño!- 
Al oírlo todos giraron la cabeza para mirar, incluyendo a Franky y Chopper que ahora salían de los camarotes, y Brook que apareció en la parte alta del castillo de popa, sosteniendo su guitarra entre las manos. A medida que el mar se extendía, en lo mas lejano del horizonte, el cielo se iba volviendo mas y mas oscuro hasta volverse completamente negro, preñado de cúmulos de nubarrones negros, y el mar se presentaba embravecido y muy revuelto. De improviso y por último, sonó la voz de Luffy desde la cabeza del mascarón de león del Thousan Sunny.
-Hineko-chan! Hineko-chan!- el capitán trepó por toda la estructura hasta que se hizo visible a los ojos de la chica y señaló la escena en el horizonte- es posible que...?-Hineko sonrió lentamente, asintiendo con suavidad.
-Así es capitán...lo encontramos.- Noe-moe abrió los ojos con admiración ante el terrible temporal que se avistaba.
-Increíble, lo has encontrado! hemos llegado!- se levantó de golpe para correr hasta la borda y apoyarse, observando mas fijamente- ahí está la Puerta de Tormenta Eterna...   
Luffy dibujó una gran sonrisa en su rostro y dio una sonora palmada antes de ordenar a todos que se prepararan para adentrarse en la tormenta. Toda la tripulación se puso en marcha y comenzó a recorrer el barco de aquí para allá, preparándose para el fuerte oleaje y el viento que les esperaba. Zoro ni siquiera se movió del sitio y continuó roncando tranquilamente mientras el resto seguía con sus quehaceres, y Usopp recorría la cubierta con piernas temblorosas ante la idea de adentrarse de lleno en aquella vorágine de tempestad furiosa. 

Pasadas unas horas, el Sunny-go cabalgaba sonoramente el vertiginoso oleaje de la tormenta, y una fuerte lluvia azotaba la cubierta y a toda la tripulación presente en ella, preocupada de que los cabos no saltaran al partirse con el viento ensordecedor. En la popa del barco, estaba Hineko. Habiéndole pedido prestadas sus gafas a Usopp, observaba ahora alrededor tratando de encontrar algún vestigio de la entrada. La chica entornó los ojos al vislumbrar una brumosa silueta frente a ellos, que se fue descubriendo como la gran boca de una cueva, tan grande que el Thousand Sunny entraría sin problema. Franky, con pulso firme sobre el timón a pesar de las olas, hizo entrar a la embarcación por la entrada, procurando que el barco no chocara en el techo ni los costados debido al ajetreo del mar. Tras avanzar unos cientos de metros, Hineko abrió los ojos con perplejidad. El final de la cueva presentaba una pequeña puerta tallada directamente sobre la piedra. Ésta puerta no era mucho mas grande que una persona adulta, y estaba claro que no podrían continuar por ahí con el barco. 
-Franky! Tenemos que echar el ancla!- la navegante alzaba la voz para hacerse oír por encima del ruido de la tormenta.            
-Echar el ancla?! Estás loca? En un sitio como éste?!- La chica señaló la pequeña puerta frente a ellos y Franky supo que no quedaba mas remedio. Debían anclar el barco y esperar que a la vuelta estuviera en buen estado. Con ayuda de el ya despierto Zoro el Thousand Sunny echó el ancla y toda la tripulación bajó por la escala, para observar que el mar terminaba donde comenzaba la pequeña puerta, que poseía un pasadizo también tallado en piedra. Al adentrarse en éste, una completa oscuridad los rodeó a todos, haciendo que Noe-moe se abrazara fuertemente al brazo de Zoro, y los dientes de Usopp comenzaran a castañetear. Se mirara a donde se mirara no se veía un solo vestigio de luz, ya fuera natural o artificial. El pasillo era verdaderamente angosto, con el espacio justo para caminar, y las suelas de los zapatos chapoteaban en el suelo encharcado por el agua de mar. Olía a salitre y madera vieja y el camino cambiaba de dirección con frecuencia, torciendo a izquierda y derecha, y haciendo bajadas y subidas con escaleras bastamente talladas. Mientras todos caminaban acompañados solo del sonido de sus pisadas y el mar de fondo, junto a las respiraciones agitadas debido a la humedad del ambiente, un ruido sordo de madera golpeada rompió la calma haciendo saltar a Noe y a Chopper que se subió a la cabeza de Sanji. Luffy se puso en guardia y todos se pararon por un momento. La trémula voz de Usopp comenzó a aflorar seguida del sonido que hacían sus dedos al rascarse la cabeza.
-Me he golpeado con algo...-murmuro, alzando la vista. Hineko chasqueó los dedos y una llama algo titilante debido a la humedad que viciaba el aire se prendió en su dedo índice, que alzó en alto para descubrir en la oscuridad un mugriento y mohoso cartel de madera que colgaba del techo, y que ahora se balanceaba debido al golpe. En él se podía leer: "Prueba 1; La Presa".
Todos observaron el cartel en silencio por unos momentos. Poco a poco la sonrisa de Luffy se amplió hasta ser una gran carcajada. Reía a pleno pulmón con las manos en la cadera.
-D-de que te ries?!- preguntó Usopp con voz temblorosa- Ni que fuera un chiste! Que es esto de una prueba?! A mi nadie me dijo nada de pasar pruebas!
El capitán palmeó con fuerza la espalda de Usopp que con el resbaladizo suelo de agua por poco no cae de bruces al suelo, cortando su cobarde soliloquio.
-No pasa nada! Ésto lo hará mas divertido! Vamos tropa!- Y continuó caminando a buen ritmo, tarareando una melodía muy animada. Unos pasos mas atrás, todos observaban incrédulos el ánimo de su capitán, tan solo alumbrados por la pequeña llama que flotaba en el dedo de Ginger, y que ésta apagó con un chasquido de igual forma que la hubo encendido. A medida que la tripulación continuó avanzando por el angosto pasadizo, un fuerte e indefinible olor se fue mezclando a la humedad y el salitre, haciendo arrugar la nariz a Chopper, quién tenía el sentido del olfato mas desarrollado.
-A qué demonios huele?- murmuró con molestia Zoro, alzando la barbilla para olisquear el aire. Sanji iba un par de pasos tras el, frotándose los ojos con las manos.
-No se, pero este maldito olor me está haciendo lagrimear los ojos-
Lentamente los pasos de Chopper dejaron de oírse, y éste se paró. Tenía los ojos entornados y brillantes de las lagrimas y las pezuñas sobre la nariz, con un gesto de desagrado y miedo, y sollozaba suavemente.
-Huele a...H-Huele a...-murmuraba en la oscuridad. De delante de toda la tropa, llegó la voz de Hineko, firme y seria, que acabó la frase.
-Huele a cadáver...-
Al pronunciar estas palabras el rostro de todos se volvió mas serio, y Zoro hizo una mueca.
-Huele a podredumbre...- asintió dándole la razón. Noe-moe alzó al pequeño reno en brazos y lo sujetó firmemente contra su pecho, mirando a los lados con nerviosismo. Luffy los observaba en silencio. Sus grandes ojos brillantes posados en la tripulación. Su gesto se vislumbraba serio, pero no asustado, como si tratara de pensar qué hacer. Todos se miraron, se palpaba en el ambiente la decisión de volver sobre sus pasos cuando Usopp alzó una mano temblorosa y susurró;
-Ch...Chicos...-todas las miradas se dirigieron a el en la penumbra- podéis...podéis oír eso?...
Todos guardaron silencio de inmediato. Los ojitos de Chopper buscaban en la oscuridad alguna fuente de sonido, aun llorosos. Zoro mantenía el ceño tan fruncido que entornaba sus ojos y Usopp retrocedió un par de pasos. Sanji dió un toque a Brook para que dejara de temblar, ya que sus huesos traqueteaban en el eco de la cueva. Cuando se hizo el silencio, el sonido quedó vigente. Un sonido titilante de cadenas chocando contra las paredes de la cueva. Un arrastrar metálico. Un chapoteo lento de pasos cercanos. Los oídos de Chopper oyeron mas allá. Una tenue risa entrecortada. Franky tragó saliva tan sonoramente que por un momento anuló el resto de sonidos. 
-Hay que correr...- Murmuró Noe, sujetando con mas fuerza a Chopper que sollozaba silenciosamente en su regazo. Una susurrante conversación comenzó entre los miembros de la tripulación tras ésta frase. Chopper, Noe-moe, Usopp y Brook votaban por volver ya al Sunny-go. El resto, incluyendo a un testarudo Luffy, los instaban a continuar. Hineko, que se había desentendido de la conversación, avanzaba lentamente hacia la boca negra de la cueva, acercándose a la fuente de sonido. Sus músculos estaban tensos y una pequeña gota de sudor resbaló por su sien. Alzo la mano y chasqueó los dedos, y en ese momento todos callaron. Las llamas que se formaron en su mano alumbraron en su totalidad la porción del túnel donde se encontraban. Frente a la vista de todos, una extraña figura encorvada, con una maraña de pelo negruzco y mugriento que caía frente a su rostro, desparramándose por sus facciones y tan solo dejando ver una amplia boca de largos colmillos de depredador, que eran lentamente relamidos por una lengua de color grisáceo, avanzaba lentamente. En su mano derecha arrastraba una vieja pero afilada katana, que hacía surcos en el suelo al avanzar. De la izquierda colgaba una larga cadena oxidada y mohosa que chocaba con las paredes y el suelo de la cueva. Lo único que llevaba por ropa era una vieja camisa de fuerza y unos pantalones blancos y raídos. Hineko retrocedió un par de pasos y la luz de sus dedos vaciló. Entre los brazos de Noe-moe, Chopper sollozaba, murmurando en un hilo de voz "La presa...la presa...". Entonces la mente de Hineko se iluminó haciéndola ahogar el aire en sus pulmones.
-La presa somos nosotros...-susurró.