-A éste paso nos tomará ventaja.- El muchacho asintió, consciente de ello- Para cuando lleguemos a la costa ya nos habrá alcanzado.-
-¿Qué sugieres?- Le preguntó él, apremiándola, y la chica puso en funcionamiento su cerebro. Se inclinó y susurró un par de cosas a su oído.- De acuerdo.- Contestó- Agárrate fuerte.
Hineko obedeció y Kaku descendió para aterrizar con facilidad. Al tiempo que la dejaba suavemente sobre el amplio borde de la muralla una sombra veloz como un rayo se abalanzó sobre él arrastrándolo varios metros y abriendo un surco en la superficie de piedra. La pirata contuvo un grito de sorpresa mientras su vista se posaba en el Thousand Sunny, que flotaba a apenas un salto de ella, y luego sobre los dos muchachos que peleaban a riesgo de caer al agua. Y Lucci iba ganando claramente. Escuchó el grito de Luffy a su espalda que le insistía en que subiera a bordo, pero sus ojos no se despegaban de la escena. Los puños de Lucci se descargaban sin ninguna piedad sobre el rostro y las costillas de Kaku, que no tenía tiempo siquiera de gemir a causa del dolor, y a duras penas podía defenderse. El estado de cólera de Lucci respecto a la traición de su compañero del CP9 era tal que se había olvidado de que ella estaba alli. Hineko tomó aire y se concentró al máximo. Cogiendo carrerilla echó a correr hacia ellos justo cuando Lucci alzaba a Kaku de la chaqueta para propinarle otro brutal golpe en la cara. Cuando los alcanzó, Lucci alzó la vista a tiempo para ver como la chica atravesaba a Kaku por completo como si éste estuviera echo de humo y embestía con una fuerza brutal contra él, haciéndolo caer con ella al mar. En cuanto el cuerpo de Rob Lucci atravesó la superficie cristalina Hineko lo sintió volverse pesado de inmediato y dejó de moverse al instante. A través de una visión borrosa por el agua pudo observar el gesto, confundido y abrumado de él, que la observaba con los labios entreabiertos, por los que se escapaban perladas burbujas del aire que lo mantenía vivo. La chica se apartó de él y pataleó con fuerza hacia la superficie, tomando una gran bocanada de aire al alcanzarla. Sintió como algo se enrollaba alrededor de su cintura y la alzaba con fuerza fuera del mar, haciéndola caer sobre la cubierta del barco. Hineko se levantó a trompicones tosiendo por la falta de aire.
-¡No! ¡Esperad! ¡Si no lo sacamos se ahogará!- Zoro, que miraba el agua con gesto crítico frunció el ceño.
-Déjalo...que así sera...-
-¡No! ¡Por favor!- Gritó la voz de Noe-moe desde el castillo de popa, que observaba también con gesto preocupado. Rápidamente alzó una larga soga enrollada y, no sin esfuerzo, se la lanzó a su compañera, que la cogió al vuelo y la desenrolló para lanzar un extremo al agua. La cuerda se hundió lentamente en el mar y todos esperaron en tensión unos segundos. Cuando Hine sintió el leve tirón bajo el agua, alzó el cabo con fuerza hasta que la cabeza de Lucci asomó en la superficie, solo consciente a medias, pero agarrado de la soga con la mano derecha. Luffy arrancó la cuerda de las manos de Hineko que le observó sin comprender, y acto seguido le lanzó el cabo a Kaku que lo agarró con el ápice de fuerzas que quedaban en su cuerpo, y arrastró a Lucci hasta ponerlo en tierra firme. La muchacha comprendió entonces el gesto de su capitán. Así ambos estaban en deuda, y Lucci no podría dañarle mas.
Zoro levó anclas con prontitud y el barco de los Mugiwara zarpó con un traqueteo. Sobre la muralla, un magullado Kaku le dedicaba la última sonrisa a la pirata pelirroja, que leyó en sus labios un "te quiero" y esta vez, ella se lo devolvió. Con suaves pasos Noe-moe se colocó junto a ella en la popa, y ambas observaron como las dos siluetas, completamente vestidas en negro, desaparecían en el horizonte, junto con la ciudad de Enies Lobbie. Hineko se llevó una mano al pecho sabiendo que sin haberlo querido se había dejado en aquel lugar una parte de si misma, y las pérdidas siempre eran dolorosas. Los ojos de Noe derramaron un par de lágrimas que ella misma no comprendió, y que se apresuró a secar de sus mejillas.
-Somos...libres...- Susurró, girando el rostro para mirar a su amiga, aún con ojos húmedos.
-Te equivocas...- Contestó la otra.- Una pequeña parte de nosotras ya nunca lo será...-
El sol se alzaba sobre el océano, haciendo centellear la superficie del agua, y desparramando los rayos del amanecer por la cubierta del Thousand Sunny. Cuando la calidez impactó sobre el rostro de las muchachas, ambas sonrieron suavemente, sintiéndose reconfortadas. Habían escapado de una muerte segura. Algo tironeó de la muñeca de Hine, y ésta se giró despacio. Frente a ella un maltrecho Sanji la observaba con una radiante sonrisa y una brillante mirada. Ella no dijo nada, tan solo le devolvió la sonrisa con un gesto dulce y lo abrazó en silencio ahora que podía hacerlo de nuevo. Sobre cubierta, toda la tripulación observaba con una sonrisa, a excepción de Usopp y Brook que permanecían tumbados sobre un par de camillas mientras Chopper los reconocía y curaba. Noe-moe se acercó a Zoro, que en silencio se mantenía apoyado sobre la baranda en el castillo de popa.
-Me alegra estar libres de nuevo...no soportaba pensar que pudieran hacerte daño- susurró la chica, rodeando la amplia espalda del espadachín. Éste se giró lentamente para mirar a sus ojos sin decir una palabra y ella se separó poco a poco al notar un toque extraño en su gesto. Zoro pasó despacio el pulgar por la mejilla derecha de la chica y la encontró húmeda aún. Volvió a mirarla.
-¿Y lloras la pérdida?- Dijo solamente, antes de separarse de entre sus brazos y bajar a cubierta, internándose en los camarotes.
***
El atardecer arrancaba destellos anaranjados de las olas. Los párpados de Luffy pesaban cada vez mas, entrecerrando sus ojos mientras permanecía tumbado boca abajo sobre el mascarón de proa del navío. El Thousand Sunny avanzaba a buen ritmo, impulsado por una cálida brisa que indicaba que debían estar cerca de una isla de verano. El muchacho sonrió para sí.
-Me pregunto cuanto habrán subido el precio de nuestras cabezas...- Murmuró adormecido, balanceando el pie con parsimonia.- Ha sido una buena aventura...- Alzó la vista al cielo y luego la depositó de nuevo sobre la mar.- Pero ya estamos de vuelta...y pronto listos para una nueva aventura...-amplió su sonrisa y lentamente se colocó su apreciado sombrero de paja sobre los ojos, cubriendo su cabeza y su rostro- porque la mar nos reclama.
FIN
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