![]() |
"Espero que estés orgulloso..." |
Tan pronto como los rayos de sol de la mañana comenzaron a penetrar tibios por la ventana del camarote de Hineko, ésta se revolvió entre las sabanas, rezongando ligeramente antes de salir de la cama y desperezarse. Puesto que en los días transcurridos había hecho bastante calor, se había acostumbrado ya a vestirse únicamente con un bikini durante la mayor parte del día. Cuando se lo hubo colocado, junto con sus sandalias, observó el log pose en su muñeca y sonrió al observar la aguja titilando en su lugar. Seguían con buen rumbo. Abrió la escotilla y sacó la cabeza para otear el horizonte. El clima era espléndido y el viento soplaba en su favor. Las cosas no podían ir mejor. Abandonó la sección de camarotes saliendo a cubierta y de inmediato un suculento olor inundó sus fosas nasales. En cubierta, sobre una parrilla, Sanji cocinaba un gran trozo de pescado. Su carne era blanca como la nieve y brillaba por su frescura. Esparcía por toda la cubierta un aroma que hacía la boca agua. Mas allá, descansaba sobre el césped el cadáver de una enorme cría de Rey Marino. El cocinero se mantenía silencioso y serio, únicamente afanado en su obligatoria tarea de dar de comer a la tripulación. Por otro lado, junto al enorme monstruo brincaban Luffy, Chopper y Usopp. Este último repetía todo el rato una retaíla sobre como un bravo pirata de nombre "Usopp el Fiero" se había enfrentado contra el más grande de los Reyes Marinos y lo había matado para dar de comer a sus compañeros. Hineko alzo una ceja, riendo levemente. Desde luego no era el mas grande ni por asomo, pero si era un Rey Marino, y tenía un tamaño considerable. En cuanto la vieron entrar, el pequeño Chopper corrió hacia ella y se paró dando saltitos frente a la navegante.
-¡Sugoi! ¡Sugoi nee! ¡Es increíble Hineko-sama! ¡Usopp-san ha pescado un rey marino!- Ella le sonrió y asintió despacio.
-Si, ya lo estoy viendo con mis propios ojos..- Se acercó lentamente a la criatura muerta y la observó mas detenidamente. Luego, su mirada se posó sobre el tirador.- Así que...Has sido capaz después de todo.-
-Sí, así es, y sin ayuda de nadie. - Contestó el muchacho, alzando la barbilla con orgullo. Hineko dio una palmada.
-Bien, te felicito...- Giró la cabeza y le dedicó una gran sonrisa al cocinero, que ahora servía porciones de pescado en platos individuales- ¡Sanji-kun! Tengo hambre aún no he desayunado...-
El chico rubio le devolvió la que debía ser su primera sonrisa de la mañana y se aproximó para ofrecerle un plato, pero Usopp tiró de la muñeca de la chica, reclamando su atención.
-He cumplido mi parte del trato...-dijo, esbozando una sonrisa que no escondía un rubor nervioso.- Ahora tienes que cumplir tu la tuya...-
Hine le miró un instante y sintió la sonrisa de Sanji crisparse a su espalda y sus uñas arañar suavemente el plato que sostenía. No obstante, rodó los ojos y asintió de buen talante.
-Tienes razón...he de cumplir.- Dicho ésto sujetó la larga nariz de Usopp y tiró de ella, atrayéndole hacia sí y dando un beso fugar sobre sus labios- Ya está.
-¿Eeeeeeh?- Se quejó él- ¿Y-ya está? Que corto...eso no ha sido...- Iba a continuar quejándose cuando la mirada asesina de Sanji se clavó en sus ojos con una intensidad demoníaca y ésto le provocó una risa nerviosa, limitándose a asentir y dar las gracias. El cocinero se colocó entre ambos empujando con el hombro al tirador para que se hiciera a un lado y entregar su plato a la chica. Usopp fue a quejarse de nuevo por el golpe pero Sanji se giró de inmediato, alzando la voz.
-Cierra el pico y ve a quemar los restos del cadáver del pescado, nagappana...-
-Quemarlos...que tonto eres Sanji-kun...baaaka Sanji-kun, eso nos lleva tiempo y combustible. Es mas fácil lanzárlos por la borda. - Le replicó el chico, rodeando lo que quedaba del Rey Marino en la red de pesca, para alzarlo de cubierta y colocarlo pendiendo sobre la superficie del mar.
-No, no es buena idea.- Insistió Sanji, con tono tajante y rencoroso.- Te he dicho que los quemes y...-
Usopp no le dio tiempo a acabar, soltó la palanca y dejó caer el resto de la carne del Rey Marino a la mar.
-¡Ya está! ¿Ves que fácil? - El tirador alzó las cejas con suficiencia y Sanji enrojeció de rabia. Hineko colocó una mano tranquilizadora sobre su hombro y finalmente el cocinero volvió a su lugar de trabajo refunfuñando en voz baja.
Noe-moe salió de los camarotes justo cuando la navegante ya estaba acabando su desayuno y Usopp y sus dos fieles compañeros se dedicaban ahora a cantar tonadillas sobre el "Fiero Usopp". Se sentó junto a su amiga, acompañándola sobre la baranda de cubierta, e intercambiaron miradas un instante.
-¿Qué tal va?...- Murmuró Hineko, con tono preocupado y frunciendo el ceño. Por toda respuesta, Noe negó con pesadumbre.
-Nada...aún no me habla...a penas ni me mira...y ya ni recuerdo como es dormir acompañada.- Alzó de nuevo la vista de sus ojos, que se tornaban cada vez mas húmedos, buscando comprensión.- ¿Tu sabes lo que es eso, verdad?...- Hine asintió.
-Las noches son siempre frías para mi...- Noe-moe rompió en un llanto sordo y contenido, y su amiga la abrazó despacio y con fuerza, profiriendo un suspiro.- No te preocupes... - La tranquilizó- No tardará en arreglarse.-
Zoro fue el último en salir a cubierta con un sonoro bostezo, rascándose la nuca aún adormilado. Sanji lo observó apoyado en el marco de la puerta de la cocina, secándose las manos con un trapo.
-¿Donde están Franky y Brook?- Preguntó, sacando de su camisa un paquete de tabaco y una cerilla, dispuesto a encenderse un cigarro.
-Siguen durmiendo...Es increíble, son los menos humanos de aquí y aún así los que mas duermen, que vagos...-
-Permíteme discrepar...- Murmuró Sanji, alzando su ceja en espiral.- Tu tienes el récord de todos los tiempos en lo que a horas de sueño por día se refiere. -
El espadachín hizo caso omiso a la apuntación de Sanji y se sentó tranquilamente sobre el césped, observando el vaivén del navío sobre las olas.
-El mar está extraño hoy...- Murmuró, y Hineko le dirigió una mirada curiosa.
-¿Extraño? Yo lo he visto perfectamente normal...-
-No...- Repuso Zoro- El agua está mas oscura de lo normal...- Señaló la superficie del gran azul y la chica siguió la dirección de su dedo. Abrió los ojos poco a poco al ver que, en efecto, una enorme sombra oscura se agrandaba poco a poco bajo el casco del Thousand Sunny.
-Eso no es la mar...eso...es...- murmuró, un instante antes de que un brutal impacto sacudiera enteramente el barco. Todos perdieron el equilibrio y Sanji se apresuró a agarrar a Hineko antes de que impactara contra el suelo.
-¡Te lo dije!- Gritó, escupiendo el cigarro que sostenía entre los labios.- ¡No debiste tirarlo por la borda! ¡Les has servido la cena en bandeja y somos nosotros, imbécil!- La acusación llegó directa a los oídos de Usopp que, agarrado de un cabo, temblaba como una pluma en mitad de una ráfaga de aire.- ¡Nos vas a matar a todos!-
Las últimas palabras quedaron ensordecidas cuando un segundo golpe impactó sobre el Sunny Go, y éste voló por los aires como un barco de juguete en la bañera de un niño pequeño. Todos los tripulantes se agarraron a cuanto pudieron, algunos salieron despedidos, otros rodaron por cubierta, o impactaron contra diversos objetos.
Lo último que vieron antes de desmayarse, fue una espiral de cielo azul y arena parda.
***
Un calor asfixiante penetró en los pulmones de Hineko haciéndola despertar de golpe entre jadeos, buscando bocanadas de aire fresco. Abrió lentamente los ojos pero la intensidad de la luz la obligó a mantenerlos abiertos en una fina rendija para que sus pestañas filtraran parte de la fuerte claridad. Se encontraba mareada y desubicada, y miró a su alrededor, pero tan solo vio luz. Cuando poco a poco sus sentidos se fueron despejando y sus ojos acostumbrándose al clima, sintió la sensación suave pero ardiente de la arena bajo su cuerpo. Sin duda debía seguir viva porque aquella arena de color parduzco había amortiguado su caída. Se incorporó hasta sentarse y distinguió a lo lejos una serie de siluetas alargadas, que titilaban como líquidas debido al calor del aíre. Se colocó la mano sobre la frente, haciendo de visera contra el sol, y pudo comprobar que se trataba de tres katanas, clavadas sobre la arena de forma aleatoria, y más allá un cuerpo tendido sobre ésta, completamente inmóvil. Haciendo acopio de fuerzas se levantó del todo, y agradeció llevar puestas aún sus sandalias, ya que la superficie de aquel desierto ardía como una sartén al fuego. Se aproximó a las espadas y fue sacándolas una a una, sosteniéndolas bajo el brazo. Como había pensado, aquella silueta tendida en el suelo era la de Zoro. Se inclinó junto a el y le sacudió el hombro. El espadachín se despertó con un quejido molesto, llevándose la mano a la cabeza.
-¿Donde demonios...?- Murmuró, aún desconcertado.
-Parece que hemos ido a parar al desierto de una isla de verano...- cuando el muchacho se incorporó, ella le tendió sus katanas, que Zoro fue metiendo en su cinto. - No veo nada alrededor...es una tierra yerma...-
Él la miró y luego alzó la vista al cielo, mascullando maldiciones. Se quitó el pañuelo negro, anudado en su antebrazo, y se lo tendió a la chica.
-Póntelo sobre la cabeza, te protegerá de la insolación.- La navegante le dirigió una mirada extrañada y el samurai le insistió- Cógelo demonios...- Ella obedeció y se colocó el pañuelo sobre la cabeza. Zoro profirió una risa divertida al mirarla. - Ahora pareces una pirata clásica de verdad...-
-Deberíamos caminar...quizá encontremos algún lugar donde pasar la noche. En el desierto las temperaturas descienden de forma alarmante al caer la noche, y no deberíamos pasarla a la intemperie...- Murmuró Hineko, mirando alrededor. Sin decir nada, Zoro comenzó a caminar y la navegante lo siguió, esperando encontrar un lugar donde refugiarse durante su travesía sin rumbo.
***
Noe-moe hundió la mano en la arena ardiente y tiró de la camisa de Luffy, sacándolo a la superficie entre toses y suspiros.
-¡Aaaaaah. menos mal! Creí que me ahogaba...- dijo recolocándose su sombrero de paja sobre la cabeza. Al no reconocer el paisaje a su alrededor, se levantó rascándose la nuca. Tras él, Noe le contemplaba con gesto abatido. De la mano de la chica, caminaba Chopper, que le miraba entre lágrimas. Sobre su cabeza exhibía sus cuernos y orejitas de reno, totalmente desnudos.
-He perdido mi gorro...- Sollozó en voz baja.
-Debe haber sido durante la caída...- Apuntó Noe-moe. El capitán los observo con gesto de circunstancias y se inclinó a acariciar la cabeza del pequeño reno.
-Entonces tenemos que encontrarlo cuanto antes...- Esbozó una enorme sonrisa, y el sol arrancó destellos de sus dientes perfectamente blancos. Chopper asintió entre lamentaciones y Noe se agachó para cogerlo en brazos sobre su espalda, y así evitar que caminase con las patitas desnudas sobre la arena hirviente del desierto.
-Deberíamos caminar en dirección contraria a donde estamos. Quizá así lleguemos hasta donde el Thousand Sunny se estrelló. No podemos haber caído muy lejos de él, hasta me extraña no verlo alrededor...- Comentó la chica, y Luffy asintió con ánimo.
-¡Yosh! ¡Vamos! Cuanto antes comencemos antes llegaremos.-
Cuando comenzaron a caminar, el sol comenzó a esconderse tras las dunas.
***
Sanji descargó un fuerte puñetazo sobre la mejilla de Usopp, y el golpe seco resonó en eco de la oscura cueva. Lo alzó con fuerza del suelo y sus ojos brillaron con rabia en las sombras.
-Espero que estés orgulloso...- masculló entre dientes- nos has condenado a todos a morir de hambre y sed en el desierto por tu estupidez de pretender ser mas listo que nadie.- Volvió a lanzárlo contra el suelo rocoso y le dedicó una desdeñosa mirada desde su posición. Usopp le devolvió un gesto de miedo y arrepentimiento entre leves quejidos.- Escúchame bien...si llega a pasárles algo a las chicas por tu culpa...si Hineko llega a morir en este desierto...-su voz se volvió mas grave y amenazante a medida que continuaba.- Yo mismo te cortaré esa estúpida nariz...Y serás pasto de los Reyes Marinos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario